El arte reflexivo de Ramón Ávila

Si Kandinsky pontificó sobre el punto y el plano para desarrollar una teoría de la plástica, Ramón Ávila (Baiona, España, 1934) lo ha hecho durante 40 años y en 2012 empieza una nueva etapa al incluir a la escultura como parte integral de su propuesta. Sobre esos 40 años trató su más reciente retrospectiva, una colección de 150 obras que a modo de paso a paso van revelando las tendencias, incursiones y mejores destellos de un artista que se define como pintor, dibujante, grabador y diseñador de artes gráficas. Pero hay más en su trayectoria: tras sus estudios como dibujante proyectista y de fomento de las artes decorativas, trabajó como ilustrador y en publicidad, y en Brasil fue director creativo de J. Walter Thompson.

Cofundó la Editorial del Istmo, inauguró la Publicidad Hemisférica y en Guatemala participó en la creación del Diario La Nación. El figurativo fue su primera carta de presentación, pero su hilo conductor ha sido el abstracto, género en el cual se ha sumergido para traer a la superficie obras de gran formato, de trazo y colores puros plasmados con la intención de explorarlo, concretarlo y desarrollarlo una etapa cada vez más.

Sus esculturas revelan una pasión oculta por la geometría y su incidencia en el vacío, pero también por su impacto en la psique del observador. Son piezas que se recorren con la vista, que se dimensionan con la mente y se sienten directamente en la conciencia. A la fecha, Ávila ha realizado más de 200 exposiciones (entre individuales y colectivas) en Estados Unidos, España, Italia, Japón, Taiwán y América Latina. Hay obra suya en colecciones particulares en tres continentes. La exposición tuvo lugar en dosgalerías al mismo tiempo, en la más antigua de Guatemala, El Túnel, y en la Rozas Botrán, que inauguró su nueva sala con ella.

[‘Me gusta acariciar un color, matizarlo, es una forma sensual de sentir las cosas a través de él. En mi trabajo todo lo que encuentro me sustenta’. Ramón Ávila, en una entrevista anterior concedida a revista AMIGA.]

Por León Aguilera Radford