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La lucha contra el ego 

Servir a una organización desde posiciones de liderazgo exige cierto grado de lucha contra el ego personal, algo que debe practicarse constantemente.

Servir a una organización desde posiciones de liderazgo exige cierto grado de lucha contra el ego personal, algo que debe practicarse constantemente.  Esta preocupación por mitigar los efectos nocivos del ego es una realidad y una de las principales preocupaciones de muchos empresarios, directores, gerentes, y ejecutivos que conozco.

Ellos son conscientes que el ego en el ambiente organizacional puede ser fuente de múltiples limitaciones.  Por ejemplo, un líder concentrado en su “yo” tiende a interpretar como amenazas a su liderazgo lo que solo son propuestas de cambio para afrontar los problemas.  Esta reacción del líder genera frustración y falta de compromiso en los colaboradores.  A su vez, el ego lleva a confiar demasiado en sí mismo, y por tanto a desconfiar de su gente, lo que se traduce en una mayor centralización de las decisiones y una barrera al trabajo en equipo.  

La batalla personal contra el ego, suele manifestarse de diferentes maneras a lo largo de la vida profesional, y es fundamental para el ejercicio del liderazgo.  

Es necesario trascender el propio “yo”, centrarse en la visión y misión al ponerlas por encima de las opiniones y ambiciones personales y, a su vez, fomentar el liderazgo de los colaboradores, sin miedo a que esto pueda significar una pérdida de poder o de autoridad.  De hecho, el efecto de impulsar el liderazgo de los colaboradores es más bien al contrario: refuerza el propio liderazgo personal y robustece la consistencia de todo el equipo.  

El ejercicio del liderazgo, sea para los que pasan de seguidores a líderes, como para quienes ya son líderes en sus organizaciones, es un entrenamiento de realización personal, fruto de muchas victorias y también de muchas derrotas, las cuales deben ser asumidas con valentía y espíritu de aprendizaje.  Haber vencido al ego no implica que sea de una vez y para siempre.  Es una batalla permanente.  

Para ejercer el liderazgo con el ego bajo control, hay que estar continuamente consciente de esta poderosa fuerza interior, y no bajar la guardia.  En definitiva, el buen líder, con más capacidad de mantener el compromiso y la ilusión de los trabajadores, estará mejor preparado para emprender nuevos retos empresariales si logra controlar su ego.

Dr. Carlos Luna Rivara
CONSULTOR DE CONSEJOS  DE ADMINISTRACIÓN
luna.rivara@gmail.com
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