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Lucía Rohrmann cierra un ciclo

Aquella primera muestra que montara en la Galería Siriacos ha dado lugar a otras 17 más, sin contar las colectivas en las que también ha participado, más las internacionales que han llevado su obra a Costa Rica, El Salvador, Francia (el XXIV Festival de Pintura de Cagnes-sur-Mer), Estados Unidos, Nicaragua y República Dominicana. Su carrera le ha valido diversos galardones, como la medalla de plata a escultura figurativa, concedida por la Fundación Rozas-Botrán en 2005; la medalla de oro y mención especial de la Revista de Naciones y del Certamen Nacional de Pintura, y el Glifo de Oro de la Bienal de Arte Paiz, en 1990. Su obra, dijo Roberto González Goyri, ‘tiene misterio y poesía… su color es estupendo’.

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Fotos de las esculturas: León Aguilera

Y con razón, recorrer sus 40 obras de Expo 21 es como sumergirse en una dimensión en donde color, contraste y textura dan vida a figuraciones de extraordinaria raigambre simbólica. En sus esculturas el medio (resina) casi desaparece para dar paso a un extremo retozo de colores que se traslucen, cuales evocaciones del cristal de Murano, complaciendo a la vista y al intelecto. Sus rostros, con fuerte presencia femenina, evocan la ineludible relación de la mujer con la tierra y con la fecundidad, por medio de representaciones vegetales, así como una amplia paleta de colores que combina de manera magistral.

[ ‘Para muchos de nosotros, que somos sus coetáneos y hemos visto la transformación de sus obras, es grato tener delante esta revisión que sin duda servirá a Lucía como plataforma para nuevas investigaciones’. Silvia Herrera Ubico, Crítica de Arte ]

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Foto: cortesía Galería El Túnel

En Expo 21, su más reciente muestra, Lucía Rohrmann vuelve a recorrer sus 21 años de trayectoria en la plástica, pero no con una retrospectiva lineal, sino con la reinterpretación de algunas de sus obras y una propuesta nueva que incluye pintura y escultura.

Por León Aguilera Radford

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