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Preferencias y competencias

Los seres humanos, y en especial las mujeres, vienen dotados con un regalo de la naturaleza denominado preferencias. Son las capacidades que traemos en nuestro software para hacer de manera óptima una serie de oficios, tareas o procesos más eficientemente que otro grupo de humanos.

Cuando descubrimos que existen ciertas conexiones neuronales que nos facilitan la vida, nos damos cuenta de que al cumplir una tarea la disfrutamos y la hacemos con lujo de detalles, en menos tiempo. Aunque implique un gran esfuerzo intelectual o físico, el cansancio no nos afecta como a otros que se desempeñan en la misma área.

Estudiamos carreras que dan títulos pero no nos cautivan, trabajamos en áreas de amplia reputación, pero no nos generan pasión, participamos en grupos, pero estos limitan nuestra libertad. En fin, participamos en un sinnúmero de actividades que interesan a otros, pero a nosotros no nos conducen a la realización personal, es decir, que no estamos en nuestra zona de preferencia.

Este es el caso de muchas empresas, pues tienen entre sus colaboradores a un grupo representativo de personas que se equivocaron de carrera y profesión, quienes intentan hacer lo que no disfrutan y por ello incorporan distractores que les ayudan a compensar su frustración, como teléfonos o reuniones poco productivas, en compañía de una taza de café.

Al respecto, algunos seres humanos renuncian a la posibilidad de dedicarse a lo que les gusta, aquello que los divierte y que les produce pasión. Y se consuelan al soñar que lo harán al pensionarse o el próximo año, sin darse cuenta que postergan algo que a lo mejor los convertiría en una persona exitosa y admirada por los demás.

Presta atención si aún no has puesto a funcionar esas bondades que tienes en tu sistema interno. Ten presente que si no trabajas en tus preferencias debes desarrollar competencias y esto es más costoso para tu sistema.

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Yesid Barrera
consultor empresarial
www.rybsideas.com

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