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Semillas de esperanza

No hay mal que por bien no venga dice un viejo refrán, el cual se ha convertido en la piedra angular de la Fundación Semillas de Esperanza, pues la muerte de un niño por diarrea en Zacapa dio paso a un proyecto que en la actualidad ha salvado la vida a miles de niños y adultos.

La jornada médica comenzó a las ocho de la mañana, pero afuera del centro de salud de la aldea Sunzapote, Zacapa, ya habían unas 200 madres, todas con la necesidad de que evaluaran médicamente a sus hijos. Diarrea, dengue y desnutrición eran algunas de las dolencias presentes en la población infantil.

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Después de estos diagnósticos había un respiro para las progenitoras: los medicamentos corrían a cuenta de la Fundación Semillas de Esperanza, la cual con la ayuda de algunas empresas había organizado las jornadas médicas. Paralelamente, el personal médico de la fundación continuaba con su tarea de atender a adultos y niños en el hospitalito, como es conocido por los habitantes de la región el Hospital Infantil Doctor Gustavo Castañeda Palacios, ubicado en el kilómetro 123.8 de la ruta al Atlántico, en jurisdicción de la comunidad de la Arenera, del municipio de Río Hondo, Zacapa.

Una esperanza para muchos pacientes
La fundación Semillas de Esperanza abrió sus puertas hace ya más de 18 años, luego de una dolorosa experiencia vivida por Carlos Suchité, un empleado de la finca de Gustavo Fratti, fundador de la organización, expresa Giovanni Fratti.

“Carlos había llevado a su pequeño hijo al Hospital Nacional de Zacapa, pues sufría de una grave diarrea. El pequeño murió, pues su padre no tenía dinero para comprar suero que lo hidratara”, recuerda Fratti.

A partir de allí, Fratti junto al médico Julio Cabrera Meza decidieron dar inicio a la fundación, y dos años después inauguraron el hospital infantil -bautizado como Gustavo Castañeda Palacios, en honor a este pediatra zacapaneco- en donde se atienden en promedio a mil cien personas cada mes.

Hoy el “hospitalito” ofrece los servicios de medicina general, odontología, psicología, nutrición, tres salas de operaciones, encamamiento, laboratorio clínico, sala de rayos X, sala de partos, farmacia y sala de telemedicina para consultas con médicos del extranjero. Cada uno de esos servicios está a cargo de profesionales que laboran a tiempo completo, así como de voluntarios extranjeros y estudiantes de universidades nacionales.

Muchos de los pacientes se benefician con la consulta gratuita, aunque quienes pueden hacerlo pagan entre Q5 y Q20, dice Maritza Arroyo, administradora del hospital de Funsedes. En algunos casos y dependiendo de la medicina se proporciona gratuitamente, pero solo en casos especiales de extrema pobreza, señala Fratti.

El hospital está a cargo de un Consejo de Administración de la Fundación Semillas de Esperanza y se mantiene producto de donaciones que empresas y personas proporcionan para su funcionamiento.

Una cadena de apoyo
La tarea que realiza la fundación ha sido bien vista por muchas otras instituciones y empresas que también han decidido sumarse a la iniciativa.

Además, profesionales y estudiantes de las universidades del Valle de Guatemala, San Carlos de Guatemala, Francisco Marroquín, así como médicos internos residentes de Baylor College of Medicine, Houston, Texas, y Texas Children’s Hospital, Houston, Texas, realizan jornadas médicas que incluyen varias cirugías en el hospitalito.

La fundación también apoya a varias comunidades con asesorías en proyectos de drenajes, agua entubada y algunos programas de reforestación.

Y los cuerpos de bomberos y hospitales de la región han sido beneficiados con válvulas pediátricas y neonatales -respiradores artificiales- para atender partos.

Por Jeovany Ibañez Fotos: Paul Devaux

Para contactar a la fundación www.semilladeesperanza.org

 

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