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Subida por la vida, unidos por una buena causa

Coronar el Volcán de Agua con una cadena humana parecía descabellado, pero 18 mil personas demostraron lo contrario.

El pasado 21 de enero miles de guatemaltecos decidieron dejar la comodidad de sus camas y la rutina del fin de semana, para aventurarse en una caminata con sentido y valor. Con su esfuerzo simbolizaron el deseo de poner fin a la violencia intrafamiliar.

Todavía no salía el sol y el entusiasmo se apoderó de Santa María de Jesús, ubicado en la falda del volcán, desde donde partiría ‘Subida por la Vida’. La baja temperatura no desanimó a los asistentes y a eso de las cuatro de la mañana empezó la travesía.

Con cada paso las luces del pueblo se divisaban más lejanas y con los primeros rayos del sol los guardabarrancos y jilgueros saludaron al nuevo día y a la multitud que avanzaba con optimismo y alegría por los senderos polvorosos del guardián de La Antigua Guatemala.

Si para algunos subir el volcán era habitual, para otros como Juan Carlos Pérez fue una tarea digna de titanes pues por su capacidad especial dejó su silla de ruedas para, literalmente, impulsarse con las manos hacia la cima y animar a otros participantes.

Con el pasar de las horas la energía disminuía, no así el entusiasmo de participar en una actividad sin precedentes en Guatemala: formar una cadena humana desde el cráter hasta la base de operaciones, elevar una plegaria a más de tres mil metros y expresar el multitudinario apoyo a las víctimas de la violencia intrafamiliar.

Ya al filo del mediodía y luego de varias paradas para tomar agua o comer, se empezó a ver la magnitud de la convocatoria, algunos dijeron que eran 10 mil personas, otros que un poco más, entre adultos, niños, chapines y extranjeros, de todas las edades.

Fue imposible no entablar conversación con aquellos que descansaron y dieron lugar para que otros pasaran. Aunque el agotamiento era evidente, la sonrisa no dejaba de aparecer y con aliento entrecortado la frase generalizada fue un ‘vale la pena’. Los pasos se volvieron pesados y el famoso ‘ya falta poco’ perdió toda credibilidad.

Cuando las fuerzas empezaron a flaquear y el cuerpo no dio para más, allí estaba: La meta, la cima del volcán que nunca se vio tan poblado. Todos levantaron los brazos y se abrazaron en señal de victoria. Luego de algunas fallas de coordinación, se formó el numero 2012 que según los organizadores simbolizaba el año en que Guatemala declaraba ¡Ya no más violencia intrafamiliar!

Luego de eso comenzó el descenso. En total fueron 18 mil personas las participantes, cifra que sobrepasó por mucho lo esperado y, aunque hubo algunos contratiempos, al estar de nuevo en Santa María el entusiasmo no dejó de sorprender.
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A partir de ahora queda en manos de cada participante y de toda la sociedad ser garantes de la lucha contra el maltrato en el seno de la familia. Guatemala ha dado un ejemplo de solidaridad hacia las víctimas y se espera que eso no se olvide.

Por Juan Carlos López y Héctor Roldán
Fotos: Héctor Roldán y cortesía Jóvenes por Guatemala

Fuentes: Jóvenes por Guatemala. Embajada Británica en Guatemala.

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