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Un monstruo de buen ver

Aaron Eckhart trae al cine a Frankenstein con una versión mucho más sensual, sin tornillos y atractivo, al estilo de los mejores superhéroes.

¿Algún actor en particular te inspiró para dedicarte a la actuación?

Sí, el primero fue Cary Grant, por su simpleza, sin ningún esfuerzo y su buen humor, tan eficiente y sin demasiado esfuerzo.  En la década de los 70 me gustó Robert Redford, Paul Newman y Steve McQueen.

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¿Qué otros trabajos tuviste antes de poder vivir de la actuación?

Hice de todo, desde armar bolsas en un supermercado, fui carpintero y pinté casas.  Trabajé en restaurantes e hice toda clase de trabajos, como suelen contar otros actores.

Frankenstein es famoso por sus cicatrices, en tu caso ¿la actuación ha dejado alguna cicatriz después de haber trabajado tantos años en Hollywood?

¡Sí, seguro!  Tengo muchas cicatrices por haber tratado de hacer algo bueno, y que no todos se atreven.  Sí, definitivamente tengo muchas cicatrices por dentro.

Al hablar de este personaje tan particular, ¿cuáles son tus primeros recuerdos?

De niño creo que leí esa historia una y otra vez, y desde entonces lo visualizo, como la mayoría de personas, con la cabeza cuadrada y  tornillos en el cuello.

¿Cómo fue que aceptaste el desafío de interpretar a un personaje tan conocido, y en una versión tan innovadora?

Cuando leí el guión me pareció grandioso, porque trata sobre un hombre que busca un propósito en la vida.  Y sentí que podía identificarme con esa situación, por eso quise hacerlo.

Por Fabián W. Waintal ©

Copyright 2014

Adaptado por Karla Rímola

Fotografías Disponibles Bajo Derechos Reservados de Lionsgate.

 

 

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