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Una ciudad que descansa en dos siglos de historia

Al cumplirse 237 años de su fundación, cada rincón de la ciudad tiene un relato adornado con el sincretismo de las leyendas urbanas, pero también es testigo de hechos trascendentales que forjaron su historia moderna.

A lo largo de su historia, la capital se ha trasladado tres veces.  Originalmente se fundó en Iximché, Tecpán, Chimaltenango, en 1524.  Luego se mueve al Valle de Almolonga, en 1527, en lo que hoy se conoce como Ciudad Vieja, donde tras una serie de desastres naturales se promueve otro éxodo que la lleva a establecerse en el valle de Panchoy, La Antigua Guatemala, 1773.

Por Real Cédula del rey Carlos III, la actual Ciudad de Guatemala queda asentada el 2 de enero de 1776 en el Valle de la Ermita, toma el nombre de la Nueva Guatemala de la Asunción, sucesora de la Ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala, destruida por los terremotos de Santa Marta el 29 de julio de 1773.

Aunque por mandato de la Corona Española se ordena el traslado, no todos están de acuerdo y da origen a dos grupos: los terronistas, principalmente formado por miembros de la iglesia y vecinos que se oponen al traslado y construcción de nuevos edificios y templos, pues prefieren reconstruir los existentes; y los traslacionistas, quienes son señalados de buscar beneficio económico y expandir su riqueza, acatan el mandato real.

La misión de coordinar el traslado queda en el capitán general Don Martín de Mayorga.

La nueva ciudad

Los lugares candidatos para recibir a la nueva capital son varios, pero al final se consideran dos valles: el de Jumay, en Jalapa, y el de la Ermita, este último fue el elegido por contar con ríos, bosques y planicies.

Un paraje del Barrio La Parroquia se convierte en el centro del poder nacional.  Como muestra del hecho histórico, aún queda una placa conmemorativa ubicada en el crucero de la 15 avenida y calzada José Milla y Vidaurre.

En 1778 se aprueba el plano que marca los lugares donde se construyen los edificios de gobierno, así como lugares de recreo para los vecinos, y quien diseñó el trazo fue Marcos Ibáñez.

En el documento se detalla la construcción de la Plaza Mayor, cuatro plazas principales, Cabildo Secular, Real Palacio y Audiencia, Catedral y Palacio Arzobispal, oficina de Aduana, Correo y Tabaco; también los templos de San Francisco, Beaterio de Belén, Hospital de San Pedro, Santa Clara, Santo Domingo, Convento de Belén, Convento de Capuchinas, Convento de San Agustín, Hospital de San Juan de Dios, Colegio de Niñas, Universidad y Colegio Tridentino, Beaterio de Indias, Escuela de Cristo, Beaterio de Santa Rosa, conventos de Santa Catalina, de la Concepción, de La Merced, de Santa Teresa, de La Recolección, Real Presidio y sitios para dar de beber al ganado.

Para la construcción de todos estos edificios se asignan cuotas y como un mandato cada uno de los ciudadanos debe recibir un terreno de forma gratuita.  A estos trozos de tierra se les llama solares y son proporcionales a los abandonados en la antigua capital.  A cambio de recibir la propiedad los vecinos se comprometen a construir en un tiempo estipulado, si no cumplen con este requerimiento otro vecino se apodera del mismo.

Según los registros históricos, se asignan 4 mil pesos a cada comunidad de religiosos para comenzar la construcción de conventos, y 6 mil a las comunidades de religiosas.  Al Hospital San Juan de Dios y al Beaterio de Indias se les asignó 5 mil.  También se encarga la construcción de 200 viviendas para ser habitadas por trabajadores o necesitados.

El traslado de la capital a su ubicación actual es una empresa muy pobre y en su inicio no tiene la capacidad de recibir a las 60 mil personas provenientes de Santiago de Guatemala, por lo que el financiamiento se lleva a cabo con la venta de terrenos.  Por ejemplo, en cada cantón se destina una caballería para ser repartida de manera gratuita y el resto se debe vender a razón de 50 pesos cada manzana.  El dinero de esas ventas se utiliza para financiar proyectos de introducción de agua, construcción de escuelas y otras obras de infraestructura.

Cabe resaltar que para la construcción de la Nueva Guatemala de la Asunción se emiten lineamientos dentro de los que destacan: que cada cuadra y manzana debía tener el mismo tamaño y organización para facilitar el tránsito, esto dio como resultado un diseño llamado de “parrilla” que ayuda a la delimitación de calles y avenidas.  Así como la introducción del servicio de agua proveniente de ríos y riachuelos.

Los 13 cantones
Conforme se expande la ciudad urge un nuevo ordenamiento, el cual se da en 1825 por medio de la aprobación de la propuesta de Julián Rivera de fraccionar la localidad en 13 cantones que cuentan cada uno con un representante nombrado por el jefe del ayuntamiento.

En esta nueva etapa, la Ciudad de Guatemala queda dividida en los siguientes cantones el de la Parroquia Vieja, Candelaria, San José, La Merced, Santo Domingo, La Habana, Sagrario, San Sebastián, Santa Catalina, San Agustín, Hospicio, Hospital y la Recolección.  Con el pasar de los años estos cantones solicitan su anexión a la capital, esto da lugar a un crecimiento del casco urbano para convertirse en lo que hoy conocemos.

Distintivo de precisión
Una de las características que hacen notoria a la Ciudad de Guatemala es la nomenclatura con que están identificadas sus vías.  Este sistema es implementado por el ingeniero Raúl Aguilar Batres, quien propone la división de la ciudad en 25 zonas ubicadas en espiral alrededor de lo que hoy se conoce como el Centro Histórico de la Ciudad de Guatemala, esto con el propósito de facilitar su crecimiento.

Aguilar diseña una enumeración sistemática de las calles, llamando avenidas a los caminos que van de norte a sur, y calles a aquellos que van del oeste al este.  Además se asignan números con guión a cada edificación, según el camino transversal más cercano y la distancia en metros desde dicho camino.  Con el tiempo este sistema se implementa en todas las ciudades del país.

De ahí en adelante, el desarrollo de la ciudad llega a un punto donde se mezcla la tradición y la vanguardia, donde las calles y callejones de los barrios tradicionales son sobrevivientes de una era que se resiste a ser sepultada en capas de asfalto en un progreso que amenaza con soterrar rasgos de la verdadera identidad y esencia del capitalino.

Por Juan Carlos López
Fotos: Edwin Castro y Pedro Barrera

Fuentes: Museo Nacional de Historia de Guatemala, teléfono (502) 2253-6149.  Licenciado Miguel Álvarez, cronista de la Nueva Guatemala de la Asunción, teléfono (502) 2253-6149.  Adriana Palmieri, arquitecta, Municipalidad de Guatemala, teléfono (502) 4211-8508.  Municipalidad de Guatemala, teléfono (502) 2285-8000, call center 1551, http://www.muniguate.com  Libro Centro Histórico de la Ciudad de Guatemala, de Héctor Gaitán, Ediciones Artemis-Edinter 1995.

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