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Un siglo de historia de la moda

La moda ha marcado épocas y lugares específicos para la humanidad. El vestuario ha tomado tal relevancia que ha llegado a regir no solo relaciones personales y colectivas, sino a ser parte de movimientos sociales.

La moda ha marcado épocas y lugares específicos para la humanidad. El vestuario ha tomado tal relevancia que ha llegado a regir no solo relaciones personales y colectivas, sino a ser parte de movimientos sociales.

Por Raquel Müller

Ilustraciones: Gerger Sarazúa y Sergio Espada

Desde las prendas icónicas como el corsé hasta las piezas actuales, la moda ha trascendido de una generación a otra. En cada momento de la historia se buscó un estilo propio y una originalidad indiscutibles en la mezcla de prendas de diferentes colores, texturas o diseños que cambiaron la manera de ver y hacer, como el chico rebelde del diseño francés, Jean Paul Gaultier, o la creadora del traje sastre femenino, Coco Chanel, seguidos por Tom Ford, Valentino, Oscar de la Renta y Carolina Herrera, entre muchos otros.

Así, la moda, como explica la diseñadora guatemalteca Paula Cuevas, se ha transformado y dado paso a nuevas formas de expresión. En la actualidad, los diseñadores buscan crear una más atemporal y menos ostentosa, pero de alta calidad. Es por eso que la moda será siempre fiel a su esencia y originalidad aunque pasen los años.

1910

Trajes combinables, ribetes de piel, sombreros pequeños y bolsos de mano. El look de la chica Gibson, el primer ícono feminista del siglo XX, fue creado por el dibujante Charles Dana Gibson y se convirtió en el nuevo modelo de la época que utilizó cuellos altos, mangas amplias y cintura acentuada. Fue en este momento que apareció el brasier.

1910

1920

Una segunda revolución en la moda comenzó hacia el final de la Primera Guerra Mundial, pero se cimentó después de ella, cuando Europa y Norteamérica entraron política, económica y culturalmente en lo que entonces se llamó “el mundo moderno”. La fusión de arte y moda dio la bienvenida a un estilo extravagante, en lugar de la simplicidad del corte y la forma que hasta ese entonces estaban en boga.

Las mujeres optaron por estilos angulosos y materiales prácticos como el punto, la sarga de seda, el mohair, la kasha y el rayón. Además llevaban vestidos sueltos tipo bata corta o tipo saco que terminaban por debajo de la rodilla y que no tenían cintura o se ceñían a la altura de las caderas, en colores pálidos como el crema, beige,
blanco y pasteles suaves.

Los zapatos atados al tobillo con una correa conocidos como “Mary Jane”, que una vez fueron tradicionales en las niñas, se convirtieron con la adición de un tacón cubano en el estilo femenino clásico de los años veinte.

1920

1930

La mujer ideal de los años treinta tenía una belleza clásica más que una gracia infantil y conforme avanzaba la década, aparecieron tejidos más gruesos y colores
más oscuros. Las faldas descendieron hasta casi los tobillos y se cubrieron con abrigos más largos y pesados, a menudo rematados en su parte superior con altos y acogedores cuellos de piel.

1930

1940

Las voluptuosas formas dieron paso a una silueta dura y angulosa. El look de la posguerra a la Segunda Guerra Mundial era el traje sastre de cinturas estrechas, faldas rectas y largas que creaban una figura sutil que sacrificaba las curvas femeninas. La monótona uniformidad de los tiempos de guerra se reflejaba en los trajes de severo corte militar, se dejaron de usar los chales tradicionales para sustituirlos por los sacos y hombreras amplias.

1940

1950

Se caracterizó por ser una década de elegancia y extravagancia, ya que las prendas comenzaron a ser de mayor calidad y confeccionadas a la medida. Las mujeres querían volver a ser sensuales y dejar en manifiesto sus curvas, pero sin ser provocativas. Entre las prendas características se encontraban los vestidos ceñidos a la cintura, la falda de corte en A y la estilizada falda tubo por debajo de la rodilla, los sujetadores o brasieres armados y los zapatos de tacón.

En estos años se le dio mucha importancia a los accesorios como los sombreros, las carteras, los tocados, los guantes, los collares y los pendientes de perlas.
Los diseñadores que marcaron la moda de estos años fueron Pierre Cardin, Cristóbal Balenciaga, Coco Chanel, Givenchy y Christian Dior, quien mantuvo su influencia hasta su muerte en 1957.

1950

1960

La imagen de la mujer se transformó influenciada por el cine, la música y determinadas corrientes artísticas como el Pop Art de Andy Warhol. A partir de esta época son los jóvenes los que imponen su propio estilo y la estilista Mary Quant apostó por vestidos sueltos que cubrían el cuerpo hasta las rodillas y la minifalda era el uniforme de la época.

Predominaron los colores vivos y alegres y se llevaba el estilo Courrèges, botas altas con falda corta, abrigos en línea A y túnicas sin mangas de sisa amplia y hombros estrechos; se empezaron a utilizar los pantalones de lona. Twiggy, la emblemática modelo ícono de esa nueva moda impuso el pelo corto y la silueta andrógina.

1960

1970

Estuvo marcada por la liberación de las costumbres y profundos cambios en la sociedad, la imagen se transformó y el cuerpo de la mujer hizo alarde de una nueva libertad de movimiento. El regreso a la naturaleza y los estilos múltiples eran el lema de la época. Studio 54 fue la legendaria discoteca neoyorquina en el apogeo de la música disco y su mayor exponente fue Bianca Jagger. Además, surgió una auténtica pasión por la ropa que venía de ciudades icónicas: chaquetas afganas y mexicanas, vestidos y camisas largas de la India, túnicas y chilabas, coronas de flores alusivas al flower power.

1970

1980

Los códigos de las apariencias y la fuerza de las modas de autor de los ochentas dieron lugar a una figura estructurada y a una creatividad muy trabajada, tanto en los materiales como en los detalles, haciendo de ella una de las más recordadas. Las piezas más emblemáticas fueron leggings, cinturones amplios, piezas con hombros estructurados, faldas rectas y minifaldas que envolvían el cuerpo con cinturas pequeñas, los abrigos largos, los bustiers y los tacones altos o calzado atlético. Surgieron marcas de diseñador y el lujo y la ostentación se hicieron sentir a través de la alta costura de diseñadores como Christian Lacroix, Calvin Klein y Giorgio Armani.

1980

1990

Esta década no se caracterizó por ningún estilo específico, sino que se definió como un impulso de las personas por marcar su individualidad y buscar piezas simples y casuales para sentirse cómodas y sin darle mucha importancia a las tendencias. Surgió el estilo grunge y los trajes elegantes se sustituyeron por prendas básicas lujosas abriendo paso al “viernes casual” y es así que el Prêt-à-porter adquiere relevancia para la mujer, además que destacaron los pantalones de tiro bajo, los escotes prominentes, el pantalón de mezclilla que llega para quedarse.

1990

2000

Luego de revisar las modas en las décadas pasadas, el inicio del milenio fue más colorido, con minifaldas de topo, tonos rosas, rojos y naranjas; los pantalones de tiro a la cadera o semicadera descubriendo el estómago y los vestidos cortos y polos no faltaron en el guardarropa de la época.

La originalidad de esta década se manifestó en la proliferación de modas de autor relacionadas con dos grandes corrientes: los arquitectos, que proponían una figura gráfica o más afianzada en las líneas; y los artistas, que se nutrieron de todas las disciplinas posibles como el teatro, la danza, la arquitectura y literatura, para traducirlo en las creaciones según su personalidad. Entre los grandes exponentes están Prada, Marc Jacobs, Tom Ford y Jean Paul Knott.

2000

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