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La chocolatería de Claudia Ramírez

Desde hace más de una década Claudia Ramírez se ha consagrado a preparar una de las golosinas favoritas en la gastronomía: el chocolate. Su pasión la ha llevado a ser una emprendedora exitosa dentro y fuera de Guatemala.

Desde hace más de una década Claudia Ramírez se ha consagrado a preparar una de las golosinas favoritas en la gastronomía: el chocolate.  Su pasión la ha llevado a ser una emprendedora exitosa dentro y fuera de Guatemala.

Por Ingrid Reyes   Fotos: Paul Devaux

Claudia Ramírez empezó sus proyectos de chocolate con ocho moldes para hacer casitas y paletas. Poco a poco ha comenzado a crear sus propias combinaciones y formas, en las cuales ha plasmado su gran creatividad.

El año pasado recibió en México una medalla por la mejor escultura de chocolate inspirada en la cultura maya, y actualmente enfrenta un reto al representar a Guatemala como parte de la selección de la Copa Mundial de Repostería -Coupe du Monde de la Patisserie-, que al cierre de esta edición se realiza en Francia. Durante la entrevista nos recibió en uno de los últimos entrenos, a contrarreloj.

¿Cuál ha sido su aprendizaje en el manejo del chocolate?
En casa aprendí de forma autodidacta leyendo y preguntando a otros con más experiencia. Tuve la oportunidad de viajar a Alemania y ahí compartí con especialistas en el campo. El camino ha sido de ensayo y error, pero se ha convertido en mi forma de vida.

El trabajo que realiza actualmente es de talla mundial. ¿Cómo se siente llegar a este nivel?
No lo esperaba. Reconozco que ha sido de mi agrado la temática artística. Soy maestra de educación parvularia y las habilidades manuales siempre me han gustado. Cuando no hago chocolates ni entreno, siempre busco trabajar con mis manos. En mi vida he tenido muchas inquietudes, desde el diseño de modas, psicología y matemáticas, pero antes de 1998 no había contemplado la repostería como una profesión. En ese año tuve un accidente, recibí una bala perdida y quedé paralizada, así que mi mamá me regaló unos moldes para trabajarlos.

¿Cómo prepararse para una competencia mundial?
Los entrenos son frecuentes y se invierten muchas horas. Para Francia recibí clases de tallado de rostro humano, aprendí toda una técnica para elaborar esta pieza, y es importante preparar los moldes propios como parte de la originalidad. En el equipo, además de la escultura de chocolate, debemos crear dos más, una de hielo y una de azúcar, más un pastel de chocolate, un pastel de helado de frutas y un postre. En esta actividad se aprende que todas las personas son importantes en el proceso, porque no solo es el logro personal, sino del grupo que está detrás. Existen responsabilidades que podrían pasar inadvertidas, como la preparación de los ingredientes y elementos e incluso los trámites administrativos.

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¿Qué considera indispensable en esta profesión?
La pasión es lo más importante y lo que más disfruto es el proceso creativo. A veces uno no gana materialmente, pero la experiencia y el conocimiento son aspectos de gran valor.

¿Qué planes tiene en el mundo de la repostería?
Continuar trabajando y luego de la competencia apoyar también a nuevos talentos. Me gustaría quedarme en la Asociación de Reposteros y compartir con otros las experiencias adquiridas.

¿Cuál es el futuro del chocolate guatemalteco?
El cacao era parte fundamental en las raíces de la cultura guatemalteca. Nos hemos quedado atrás en los procesos de refinamiento, pero hoy existe una nueva tendencia de chocolateros que buscan trabajarlo desde su siembra y mejorarlo.

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Entérate del resultado del equipo guatemalteco durante el concurso en su página de Facebook: Selección Guatemalteca de Repostería. Los integrantes son Claudia Ramírez -ganadora de la mejor escultura en la eliminatoria mexicana-, Henry Tambriz, especialista en azúcar, y Luis López, un chef amante de la artesanía que ahora está dedicado a tallar hielo.

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Su labor social en “Futuro Vivo”
Así se llama el proyecto que dirigen las hermanas Carmelitas, el cual tiene como objetivo dar educación a niños y jóvenes de escasos recursos económicos que viven en Concepción Las Lomas, zona 16, y se sostiene por el trabajo de padres de familia, donaciones y la venta de chocolates.

“Anualmente trabajamos con mujeres de la comunidad, les enseñamos a hacer chocolates y los vendemos. Distribuimos en lugares como Café Saúl y Le Petit París. Es un trabajo que influye en la educación de cerca de 270 niños”, afirma Claudia Ramírez.

 

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