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Amores de leyenda

Lucía Rohrmann ha participado en más de 100 exposiciones en Guatemala, San Salvador, Costa Rica, Nicaragua y República Dominicana. En Estados Unidos en Las Vegas, Washington, D.C., y la Creative Art Gallery, de Saint Louis Missouri.

Lucía Rohrmann ha participado en más de 100 exposiciones en Guatemala, San Salvador, Costa Rica, Nicaragua y República Dominicana.  En Estados Unidos en Las Vegas, Washington, D.C., y la Creative Art Gallery, de Saint Louis Missouri.  Y en Cagnes-sur-Mer, Francia.  Su trabajo ha recibido galardones por parte de la Fundación Rozas Botrán, la Bienal de Arte Paiz y la Revista de Naciones.

Lucía Rohrmann retoma uno de sus motivos favoritos: los mitos populares guatemaltecos, ahora centrada en El Sombrerón.  Conocido también como Tzipe o Tzipitío, el personaje se hermana con La Llorona, la Siguanaba, el Cadejo, el Alma Caminera y otros más.  Terroríficos en su mensaje, casi siempre de corte moralista, en el arte cobran una dimensión entre onírica y realista.  Lucía busca figuraciones que bordean lo abstracto sin perder un tono oscuro, deliberadamente sugestivo del misterio de este fantasma.  La serie, integrada por 30 obras, 16 acrílicos sobre lienzo y 14 esculturas en resina, surge de esa fascinación que ella siente por la mitología popular, pero se afianzan en lecturas, la tradición oral y la persistente creencia en ella.  No solo se trata de cuentos de antaño, nos dice la creadora, sino de su actualización moderna, que relata a la leyenda como hecho real, basada en testimonios personales que generalmente citan a terceras o cuartas fuentes.  En un caso, sin embargo, surgió una nueva faceta para el personaje y es que uno de sus informantes le aseguró que al Sombrerón le han hecho responsable por la paternidad de un niño, de quien no se conocía el padre y, como la chica resultaba estar locamente enamorada del duende, su madre la regaló al no encontrar cura para semejante mal de amores.

“Las imágenes y los personajes de Amores de leyenda concentran no sólo un contenido emotivo y sentimental muy intenso y vital, sino también lo interpretan con un lirismo sobrio e imaginativo”.  Juan B. Juárez.

 

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