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Chicago, el Ave Fénix del Norte

Construida sobre las cenizas que el gran incendio dejara en 1871, Chicago se yergue como la ciudad con el paisaje urbano más bello del mundo.

Construida sobre las cenizas que el gran incendio dejara en 1871, Chicago se yergue como la ciudad con el paisaje urbano más bello del mundo. 

Por Silvia Lanuza

La primera impresión que se tiene al salir del aeropuerto O’Hare de Chicago es de una ciudad ventosa.  No en vano se le conoce como la Ciudad de los Vientos y es que la influencia de la brisa del Lago Michigan llega hasta el último rincón de esta inmensa ciudad, la tercera más grande de la Unión Americana.

Llegar al centro de la ciudad es otra historia.  La mirada se queda perdida en las grandes edificaciones que tienen como fondo la majestuosidad del río Chicago, el cual corre al revés de manera artificial para librar a la ciudad de las epidemias que la corriente del río podrían arrastrar a principios del siglo XX.  Es en esta área, en la cual se comprende por qué, a pesar, del clima poco atractivo, Jean Baptiste Point du Sable decidió fundarla hacia el año 1790 luego de contraer nupcias con la hija de un jefe indio de la zona. 

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Ahora, siglos después, Chicago se ha convertido en una metrópoli de gran nivel.  Grandes edificios se encuentran por aquí por allá, uno más artístico que el otro.  La vista no alcanza para abarcar el horizonte.  Si te gusta caminar, no hay mejor forma para hacerlo, aunque cuenta con un eficiente sistema de transporte público entre metro a superficie y buses.  

Para conocer la ciudad, existen varios circuitos que te ayudan a optimizar tu tiempo de visita.  Desde realizar tours de compras, asistir a afamadas obras de teatro, visitar los inmensos museos, apreciar la riqueza arquitectónica hasta degustar los deliciosos platillos de haute cuisine en los distintos restaurantes o los exquisitos pop corns de Garrett.  Sin importar cuales recorridos desees tomar, hay una serie de visitas obligatorias para todo aquel que se precie de haber puesto un pie en este lugar.

Viajes-ami496-5Toma un barco que te lleve por el río Chicago hasta el lago Michigan.  A lo largo de este recorrido te encontrarás con un guía que te cuenta la historia de las principales edificaciones de la ribera del río.  Si tienes suerte, y el tour que tomes lo contempla, podrás acceder al lago Michigan atravesando una esclusa.  Ese recorrido concluirá en el área en donde se encuentra el Acuario Shedd, ahí podrás bucear en un oceanario de tres millones de galones de agua con ballenas beluga, delfines, nutrias de mar y focas.  Al salir del acuario puedes caminar y pasar saludando a Sue, la Tiranosaurio Rex más grande y completa del mundo, en el Museo Field.

La ciudad te ofrece una serie de formas para movilizarte, ya sea a través de taxis, buses o trenes.  Es seguro que no te quedarás varada en ninguna parte porque hay más de 144 estaciones de tren y 100 rutas de autobuses.  Tienes la opción de pagar por viaje o comprar una tarjeta por determinado tiempo para que te salga un poco más barato.  Los taxis desde el aeropuerto hacia el centro deben cobrarte un promedio de US$50.

Tampoco dejes la oportunidad de visitar el Parque Millennium, el centro de arte, música, arquitectura y paisajismo.  Comienza por el Pabellón Jay Pritzker diseñado por Frank Gehry, el jardín Laurie Garden y la Crown Fountain que expulsa chorros de agua desde sus dos torres de vidrio de 15 metros que proyectan fotografías de los habitantes de la ciudad.  

Tu viaje quedará incompleto si no vas a la Torre Willis y te paras en The Ledge, un cubo de vidrio suspendido en el Skydeck Chicago a más de 300 metros de altura, en el piso 103, o si no te acercas al observatorio John Hanckock que te ofrece una vista espectacular de 360 grados desde su piso 94.

Para redondear tu visita a la Ciudad de los Vientos, nada mejor que dar una vuelta en la famosa Rueda de Chicago, ubicada en el Navy Pier, la cual está inspirada en la primera rueda construida para la Exposición Universal de 1893.

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La escultura más emblemática del área es la Cloud Gate o el Bean (Frijol), como la llaman los habitantes de la ciudad.  Esta mole pesa 110 toneladas y actúa como un espejo curvo gigante desde donde se puede observar el horizonte urbano.  Quien diría que poco antes de su inauguración a pocos les parecía atractiva.  Ahora, todo el mundo quiere tomarse una foto en ella.

Fuentes: Chicago Architecture Foundation, www.architecture.org   Shoreline Sightseeing,  www.shorelinesightseeing.com   American Airlines, www.aa.com
Cultural tourism & visitor services Chicago, www.choosechicago.com

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