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Educación sexual temprana, una prioridad

Es importante promover más campañas de educación sexual a temprana edad para prevenir embarazos no deseados, y empoderarlas ante los abusos y violaciones cometidos contra esta población.

Se estima que uno de cada cinco infantes nacidos en Guatemala es hijo de una madre adolescente o pre-adolescente, de 10 a 19 años de edad. De ahí la importancia de promover más campañas de educación sexual a temprana edad para prevenir embarazos no deseados, pero también para empoderarlas ante los abusos y violaciones cometidas contra esta población.

Por Margarita Pacay

De hecho, toda relación sexual con una persona menor de 14 años es un delito, es violación sexual, así lo determina el decreto 9-2009 Ley contra la violencia sexual, explotación y trata de personas, pero también abusos contra las niñas.

“Cuando las niñas y adolescentes están educadas, saludables y pueden evitar el embarazo y el VIH, contribuyen plenamente a superar la pobreza en su comunidad”, afirma la médica Mirna Montenegro, del Observatorio de Salud Sexual y Reproductiva, Osar.

Una adolescente tiene cuatro veces más probabilidades de morir por causas del embarazo que una mujer adulta. El año pasado se reportaron siete muertes maternas en niñas de 13 y 14 años; 37 entre 15 y 19. A esto se suma el hecho de que los bebés de madres adolescentes tienen más probabilidades de morir o de tener bajo peso al nacer en comparación con los de madres adultas, señala un informe de Osar.

Es necesario empoderar a las niñas para protegerse a sí mismas. Además, influir en las normas sociales para condenar las relaciones sexuales bajo coacción y abogar para que los responsables de las políticas formulen y apliquen leyes que las prohíben y castiguen a los culpables, asegura Montenegro.

Prevenir el embarazo adolescente es clave para avanzar en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio -ODM-, pues contribuye a romper el ciclo de la pobreza, disminuir la mortalidad materno-infantil y a mantener el desarrollo físico y social de las adolescentes.

Fuente: Médica Mirna Montenegro, Observatorio de Salud Reproductiva, Osar.

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