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El don de ser comadrona

Entienden el idioma de la localidad, la cultura y las necesidades de las mujeres; no miden riesgos ni tienen límites para llegar al lugar donde deben atender la labor de parto, por ello son muy queridas y respetadas en las comunidades. Se trata de la experiencia de más de 20 mil comadronas que han sabido cumplir su misión.

El año pasado se registraron un total de 20 mil 637 comadronas, de 29 áreas de salud del país. De acuerdo a la V Encuesta Nacional Materno Infantil 2008-2009, del total de partos atendidos en los últimos cinco años, el 42.4 por ciento fue atendido por comadronas y un 6.2 por un familiar o amigo o no recibió ningún tipo de atención.

En este sentido, las comadronas son importantes personajes comunitarios, que ancestralmente han acompañado a las familias y las comunidades en temas relacionados con la salud, sociales y culturales donde actúan al dar apoyo, consejo y orientación. Han desempeñado un rol fundamental en la atención de la mujer embarazada al acompañarla en todo el proceso de gestación y lactancia, siendo también beneficiada la familia, explica el doctor Daniel Frade, consultor de Salud Sexual-Reproductiva y Materna de la Organización Panamericana de la Salud, OPS, y para la Organización Mundial de la Salud, OMS, Guatemala.

Muchas no fueron a la escuela y mucho menos a la universidad para aprender todo lo que implica una carrera de ginecología y obstetricia. Sus conocimientos se los deben a la experiencia vivida o heredados de sus abuelas, y un buen grupo se ha preocupado por especializarse a través de los programas del Ministerio de Salud, con el apoyo de la comunidad internacional, como ‘El Fondo de Población de las Naciones Unidas, Unfpa; IRH/Georgetown University, Organización Panamericana de la Salud, OPS, y ahora se ha involucrado Child Fund. En 2011 se logró registrar un 64.04 por ciento de comadronas capacitadas’, explica Almeda Aguilar Fajardo, del Programa Nacional de Salud Reproductiva, del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social.
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Invertir en ellas es una prioridad porque son una esperanza para disminuir las tasas de mortalidad materna, que de hecho es una de las más altas de Latinoamérica y el Caribe, al ocupar el tercer lugar, después de Haití y Bolivia. Estudios como el de Unfpa revelan que cuando las comadronas están en condiciones de poner en práctica sus aptitudes y conocimientos durante el embarazo, el parto y el posparto, se podrá prevenir el 90 por ciento de las muertes maternas.

El rol que desempeñan

Las comadronas dan asistencia a más de la mitad de mujeres gestantes en nuestro país y son lideresas de sus comunidades. A muchas de ellas se les denomina abuelas recibidoras de nietos y suelen ser las más ancianas. Ellas consideran que es una vocación o un llamado y por ello generalmente no cobran, son muy apreciadas y escuchadas en los pueblos. Están también las que han participado en las actividades o charlas impartidas en las áreas de salud, para promover la atención prenatal, identificar signos y señales de peligro en el embarazo, parto y puerperio y la atención del parto limpio y seguro, afirma la ginecóloga Miriam Bethancourt.

En el país aún hay comunidades que no tienen acceso a los servicios de salud y las gestantes no reciben ninguna atención durante el parto o son ayudadas por sus esposos, por eso es que existe una gran posibilidad de que fallezcan por hemorragia posparto. Por ello, a nivel salud, se valora cada vez más el papel que pueden jugar las comadronas en esas áreas, en la estrategia de reducción de la mortalidad materna y neonatal, así como en el mejoramiento de la salud de las mujeres. Y especialmente porque su trabajo incondicional no se limita solo al momento del parto, sino también durante el puerperio. Además del apoyo que prestan en las actividades de la casa, cuidados del recién nacido y elaboración de alimentos, también han colaborado en la promoción de la no violencia contra la mujer y el fortalecimiento de la planificación familiar, añade Bethancourt.

El perfil de una comadrona

De acuerdo a la Ley de Maternidad Saludable, Decreto 32-2010, Artículo 17, Proveedores comunitarios y tradicionales: ‘Los proveedores comunitarios y tradicionales brindarán los servicios de maternidad en el primer nivel de atención, aplicando normas y protocolos establecidos’. Continua: ‘En el caso de las comadronas, el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social deberá formular coordinadamente para establecer un programa para la formación de comadronas capacitadas y certificadas a nivel técnico’.

En el marco de lo anteriormente descrito, el ministerio desarrolla acciones para dar cumplimiento a dicho artículo, dado que para contar con una comadrona capacitada y certificada a nivel técnico, se requiere de requisitos técnicos. Por ello debe constituirse en un proceso de formación y no solo capacitación como actualmente se realiza en los servicios de salud con el grupo de comadronas.

‘Desde años atrás los servicios de salud, a través del personal de enfermería, fue el responsable de la capacitación de las comadronas, a manera de fortalecerles los conocimientos y tener un registro de cada una, para contar con su apoyo en la comunidad’, explica Aguilar.

Casi todos los países de Latinoamérica han orientado sus esfuerzos, recursos y políticas hacia la atención calificada institucional del embarazo, parto, posparto y recién nacido. Algunos países, como Ecuador y Bolivia y más recientemente Guatemala, buscan que esta atención institucional sea adecuada interculturalmente, es decir, que las mujeres sean atendidas en un ambiente favorable a sus culturas y creencias. Es en este espacio que las comadronas desarrollan un papel fundamental al acercar a las mujeres y sus familias a los servicios de salud y atender los partos en un ‘ambiente comunitario’, pero cercano a un hospital o un Caimi, lo que permite atender una complicación o emergencia obstétrica o neonatal, si se presenta, agrega el doctor Frade.

‘Apoyamos el fortalecimiento del conocimiento de las comadronas sobre signos y señales de peligro del embarazo, parto y posparto y recién nacido, para que hagan referencias oportunas de estas emergencias a los servicios de salud locales y en educación de las familias’, añade Frade.

Un poco de historia

En 2006 el Programa Nacional de Salud Reproductiva, del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, elaboró un manual para la intervención corta en la capacitación de comadronas, con el objetivo de prepararlas en la temática: demoras en la atención materno-neonatal, señales de peligro durante el embarazo, parto, posparto y cuidados del recién nacido; plan de emergencia comunitario y familiar, referencia y contra referencia, uso apropiado de equipo limpio y seguro para la atención del parto.

Al cumplir las horas de capacitación se les entregó un maletín a un total de 14,251 comadronas de las 29 áreas de salud. Actividad que se desarrolló de julio de 2006 a noviembre 2007. Aunque la temática sigue vigente, no se han entregado los maletines en la mayoría de las áreas de salud, algunas de ellas han gestionado a nivel local su compra, como es el caso de Izabal, Ixil, Huehuetenango, entre otras.

Esa valija incluía: dos sábanas, dos toallas, un ahulado, una gabacha, una capa impermeable, una linterna con baterías, una bandeja de acero inoxidable, una tijera de botón, un rollo de cinta de castilla de cinco metros, un litro de alcohol, una caja con 100 gasas, una caja con 50 pares de guantes, una balanza, un estetoscopio de pinard y una jabonera.

Además se les entregó un cuaderno para el registro de sus actividades durante cinco años, es decir, de 2006 a 2011, del cual entregaban información mensual al centro de salud de la comunidad. En la actualidad aún aprovechan estas herramientas y las instituciones hacen gestiones para reproducir este proceso de trabajo que ha sido muy efectivo.

[‘No buscamos hacer dinero con nuestro trabajo, sino aprovechar nuestros conocimientos para salvar la vida de niños y mujeres’. Rebeca Larios, comadrona de Joyabaj, Quiché.]

Alianmisar, un ejemplo

La organización Alianza Nacional de Mujeres Indígenas por la Salud Reproductiva, Alianmisar, ha dado frutos en el tema del fortalecimiento de la calidad de vida de las mujeres mayas, en especial porque están convencidas de que es importante atender la salud de las más necesitadas, con pertinencia cultural, porque cuando se entienden sus necesidades, es posible disminuir la mortalidad materna, afirma Leticia Toj, directora de la Asociación Rxiin Tnamet, de Santiago Atitlán, Sololá.

Por ejemplo, es un derecho para ellas el que se les permita usar su traje típico en el hospital, porque les genera más calor que si usaran una bata, beber un té natural para sus malestares, elegir la forma en que desean el parto, ser atendidas en su idioma materno, en un ambiente que les provea confianza y confort y, en especial, que en todo este proceso se permita el involucramiento de las comadronas. Si ese buen trato prevaleciera en los centros de salud, ellas estarían más motivadas a consultar a los médicos y, por ende, lucharían porque más centros fueran accesibles y mejor equipados.

Alianmisar fue creado precisamente con esa visión, actualmente agrupa a más de 150 organizaciones de mujeres indígenas del país. Surge como una expresión de denuncia de la sociedad civil organizada de mujeres indígenas, frente a las grandes brechas observadas en el tema de salud reproductiva, en especial porque la mortalidad materna en mujeres indígenas es tres veces mayor que en la población no indígena. Esta situación se debe en gran parte al limitado acceso a la información y servicio de salud reproductiva con pertinencia cultural.

En Quiché, por ejemplo, existe una asociación de comadronas llamada Cochi, que pertenece también a la red de Alianmisar, con personería jurídica, en donde se integran 145 comadronas de 38 comunidades. Leonor García es una de ellas, pertenece al municipio de Zacualpa, recibe capacitación profesional a través del Ministerio de Salud y la alcaldía de la localidad. Las clases las imparten cada 15 días, en donde se les enseña temas relacionados a la atención del parto, cuando se trata de uno complicado o vertical. Este aprendizaje les ha servido a las mujeres porque constantemente atienden muchas emergencias, cada una atiende un promedio de cuatro o siete nacimientos por mes.

Este grupo de mujeres ha desarrollado un papel importante y solicitan se les apoye con equipamiento de instrumentos básicos, para atender las emergencias de los partos.

Por Margarita Pacay
Fotos: cortesía Alianmisar y servicios

Fuentes: Daniel Frade, consultor de Salud Sexual-Reproductiva y Materna de la Organización Panamericana de la Salud, OPS, y la Organización Mundial de la Salud, OMS, Guatemala. Miriam Bethancourt, ginecóloga y obstetra. Almeda Aguilar Fajardo, del Programa Nacional de Salud Reproductiva, del Ministerio de Salud y Asistencia Social. Leticia Toj, directora de la Asociación Rxiin Tnamet, de Santiago Atitlán, Sololá. Leonor García, comadrona de Zacualpa, Quiché.

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