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Etiqueta, imagen y cambios

La etiqueta en los niños

Este es tema que considero importante para las mamás jóvenes, pues está en sus manos la formación y educación de los hijos, no solo a través de una constante vigilancia en su manera de conducirse en casa y en la comunicación con la familia, sino también en sus relaciones con el entorno.  Hoy desde muy pequeños se les envía a los prekinder o colegios, donde lo fundamental allí es la estimulación temprana, mas no los detalles de formación humana que después se convierten en los hábitos de conducta diaria.

Sugiero a las mamás profesionales y con muchas tareas por desempeñar, no olviden formar a sus hijos, no es una tarea fácil pero se logra con amor, ejemplo y paciencia.  En la práctica las reglas básicas de la etiqueta, los buenos modales y buenas maneras jamás pasarán de moda.

Cosas elementales como:

• Pararse, si están sentados, para saludar a los abuelitos y las personas mayores.
• Decir con amabilidad buenos días o buenas tardes.
• Procurar que los niños y jóvenes no permanezcan jugando con el teléfono celular o con audífonos puestos de su iPad o iPhone.
• Pedir las cosas “por favor” y diciendo “muchas gracias”, frases mágicas que nos abren las puertas en cualquier lugar.
• Los padres de familias son los que deben marcar la pauta de esta enseñanza que es para toda la vida.

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Imagen y relaciones públicas

Para entender el vínculo entre la imagen y las relaciones públicas, es importante definir estas, como los actos y técnicas que a través de un proceso de comunicación estratégica y táctica, tienen por objeto mantener, modificar o crear una imagen pública, para obtener una opinión favorable con las personas con quienes te relacionas.

Es importante mencionar que tanto dentro del desempeño empresarial como en la vida social, una dama que pretende mantener una imagen positiva debe manejar adecuadamente sus relaciones públicas, de tal manera que estas sean una herramienta que refleje una imagen culta y de mucho nivel.

Para que una mujer sea considerada como una persona seria y profesional, siempre debe poner atención al vestuario que utiliza, en el sentido del decoro, la idea es dar la impresión de seriedad y profesionalismo.  La elección del vestuario debe ser bien cuidada hasta el último detalle, para transmitir a los demás el mensaje correcto.  Vale aquí mencionar la frase de Coco Chanel que dice: “Viste vulgar y solo verán el vestido, viste elegante y verán a la persona”.  El vestuario puede ser formal o casual, pero la idea es vestir adecuadamente para cada ocasión sin enseñar mucha piel.

El maquillaje debe ser natural y sutil para el día y un poco más acentuado para la noche, eso te hará lucir ultra chic.  En general tu aspecto debe ser pulcro desde tu cabello hasta la punta de los pies.

Siempre he pensado que elegancia más que saber combinar colores, estilos y texturas, es toda una actitud ante la vida, es “saber ser y estar”.  Una dama cuida mucho su forma de expresarse, habla de una manera propia y adecuada, evita decir palabras altisonantes, hablar mal de otros o repetir chismes.  El lenguaje que utilices debe ser propio y respetuoso, para mantener una buena comunicación con las demás personas.  Si la comunicación es escrita preocúpate por redactar correctamente y no cometer faltas ortográficas.  La puntualidad es otro aspecto que crea un buen manejo de relaciones públicas, porque generas en los demás credibilidad.En el mundo actual la mujer debe ser respetada y valorada, tanto por su capacidad como por su desempeño laboral.

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Una modesta acción, un cambio trascendental

Los hábitos son los que determinan nuestra calidad de vida.  Todos queremos vivir bien, con calidad, pero tenemos comportamientos que nos impiden ese avance hacia la realización y el pleno disfrute de la existencia.

En ese sentido aspiramos a un cuerpo sano y agradable, pero nos dejamos ganar la batalla por una buena campaña publicitaria, que nos inunda los sentidos y nos hace perder la cabeza.

Son pequeñas acciones que se producen en segundos, por la repetición de ese hábito adquirido en algún momento de la vida, que se repite y nos complica.
Aristóteles decía que los buenos hábitos son los que nos desarrollan virtudes, comportamientos buenos que nos llevan a encontrar la felicidad.

Al respecto, te propongo que examines qué hábito tienes que te limita y encuentres una razón de por qué vale la pena abandonarlo.  Ese es el primer paso para el cambio.  Luego encuentra la costumbre positiva por la cual sustituirás el negativo.

Por último, trata de alejarte de todo lo que te genere un estímulo de retorno al hábito limitante, o sea deja de frecuentar por un tiempo esa pastelería, restaurante o persona, y empieza el proceso de repetición con el nuevo hábito durante 7, 13, 21 o 40 días, según sea tu disciplina.

Para consolidar la nueva práctica visualízate con el nuevo hábito como si ya lo hubieras adquirido, has ese ejercicio antes de dormir.

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