La mágica Carmel

Conocida como Carmel-by-the-sea, esta ciudad del centro de California con poco más de cuatro mil habitantes se ha convertido en refugio de artistas de todas las disciplinas. Un lugar que se disfruta caminando y que cuenta con tiendas, hoteles y restaurantes de alto nivel.

La historia de Carmel puede rastrearse hasta 50 años después del descubrimiento de América, cuando el explorador español Juan Rodríguez Cabrillo vio las blancas arenas y altos pinos de Carmel. Sin embargo, no fue sino hasta 1771 cuando Fray Junipero Serra estableció en un cerro la misión de San Carlos de Borromeo en una montañita de la Bahía de Carmel. En 1906 después del gran terremoto de San Francisco el lugar comenzó a crecer porque se mudó allí un grupo ecléctico de jóvenes artistas, escritores e intelectuales, lo cual le imprimió a la ciudad ese aire de sofisticada bohemia que hoy la caracteriza.

Se dice que en Carmel las casas no tienen número porque a los habitantes les gusta su privacidad. La realidad es que los primeros fundadores de la ciudad no quisieron que la correspondencia se repartiera de casa en casa por lo que construyeron una oficina central de Correos en donde cada habitante tiene un buzón a donde le llega su correspondencia. De esta forma, salvo el área que conforma el centro comercial de la ciudad, en el resto de la población no existen direcciones, parquímetros ni luces en las calles. Así que si se quiere llegar a algún lado solo se puede hacer por medio de señas o por el nombre original de la casa si lo tuviera, puesto que se considera de mala suerte cambiarle el nombre.

Debido a esa privacidad y el encanto de este territorio de poco más de 161 kilómetros cuadrados, muchas celebridades de Hollywood la han escogido como su refugio y se han integrado de tal forma que el famoso vaquero Clint Eastwood fue su alcalde de 1986 a 1988. Estrellas como Joan Fontaine y Doris Day han formado parte de sus ilustres habitantes. Incluso fue Day quien estableció que en el hotel Cypress Inn, del cual era copropietaria, se admitiera a las mascotas dormir en la misma habitación que sus amos.

A primera vista Carmel recuerda a una pequeña villa con sus cabañas al estilo inglés. La primera en ser construida fue la de Hugh Comstock hacia la década de 1920 y en la actualidad se conservan 21 de estas construcciones originales, diseñadas y erigidas por él. Sin embargo, la edificación más antigua localizada en esta ciudad de cuento data hacia 1846 y que en la actualidad acoge a la Carmel Heritage Society.

Conocida como la ciudad de las bodas, por excelencia en Estados Unidos. Si se desea una boda de película las novias descubrirán aquí todo lo necesario para la realización de la boda ya sea en los jardines de los lujosos hoteles, en la playa o en la capilla de la misión. Desde tiendas de vestidos de novia, organizadores de eventos, floristerías y todo aquel comercio que pueda ser parte de la industria de bodas, se encuentra en este multifacético lugar. Sin mencionar todos los destinos para una luna de miel que los recién casados pueden disfrutar desde las visitas a vinerías, hasta románticos paseos por las blancas arenas de la playa.

Es indudable que una visita a esta ciudad vale la pena porque ofrece no solo más de un centenar de galerías de arte y tiendas de antigüedades culturales, sino una amplia variedad de actividades al aire libre ya sea en la playa o las montañas, lo cual la hace ideal para todos los gustos.

Este viaje se realizó gracias a American Airlines
www.aa.com y StarLine Tours, www.starlinetours.com

Fotos: The Official Travel Site Carmel By-The-Sea