blog

María Carrasco, rostro femenino del Flamenco

Por cuarta vez viene a Guatemala esta bailaora española, cuya pasión por el Flamenco empezó a los cuatro años de edad.

Por cuarta vez viene a Guatemala esta bailaora española, cuya pasión por el Flamenco empezó a los cuatro años de edad.  Madrid la vio nacer en 1971 en el que llaman “el flamenco barrio de Antón Martín”.  De allí toda su vida ha sido para esta danza que se asoció en sus principios, como ella misma nos dice, con “gente de mal vivir, de taberna, de la noche”. 

Por León Aguilera Radford
 

Eso fue en el siglo XVIII, cuando apareció el Flamenco: danza de los gitanos que va acompañada por el toque, con guitarra, el cante (canto) y las palmas (ritmos con las manos).  María Carrasco destaca a tal nivel que ha sido aplaudida en los cinco continentes.  Hoy, lejos de malvivientes, el Flamenco atrae al main stream como nunca antes.  De hecho, en Japón hay más escuelas del género que en la misma España.

Y como Guatemala no se ha quedado atrás, ella viene a impartir un seminario, como parte de su otra fuerte faceta: la docencia.  “En la danza debes dar pasión, corazón y verdad”, dice la maestra, “porque lo más importante no es la técnica, sino la transmisión sentimental”. 

Aires-Flamencos-134

Si de  fórmulas  se tratase,  María Carrasco  tiene otra.  “Personalidad, originalidad, fuerza pura, dulzura y feminidad”, nos dice, son esenciales para una bailaora.  A pesar de que el Flamenco se arraiga en una profunda tradición, para ella el arte debe abrirse a la evolución.  “Me refiero a la incorporación para el fortalecimiento del Flamenco, como es el caso de las percusiones como el cajón o la flauta e instrumentos de origen afroamericano, que la enriquecen”.  Sin embargo, María tiene una queja: “El Flamenco se ha masculinizado, pierde su feminidad y resulta más fácil porque ya no hay que mover tanto los brazos ni la falda, no hay que ponerse mantón ni agitar el abanico o el torso”.  Su espectáculo, muy femenino, sigue esa línea matriarcal que ha caracterizado al Flamenco, con sus propias coreografías y aportaciones, aunque cuenta con las de otros coreógrafos.

¿Cuál es la máxima satisfacción que te ha dejado el baile?  Responde sin titubeos: “La respuesta del público, detener el baile por los aplausos espontáneos que me dejan entre la realidad y la no realidad”.

“En el arte en general, en el teatro en particular, ya lo mencionaban los griegos, está el éxtasis,  y  por medio de la danza alcanzo la catarsis: soy responsable de mi baile y estar en todo me obliga a mantenerme despierta, consciente de los logros, pero también de los fallos”.  “El Flamenco es muy individual e improvisado”.

A no dudarlo este es uno de sus grandes logros dancísticos, haber  dejado su impronta, su estilo, como aporte a la enorme tradición flamenca que se afinca cada vez más como una de las más finas expresiones  del espíritu humano.

“Por medio de la danza alcanzo la catársis”.

 

 

s