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Soy Sofía y así me contagió mi esposo de VIH

Tenía casi 15 años de casada y mi esposo ya contaba con múltiples parejas. La inseguridad siempre estaba a la orden del día en mi hogar, aunque yo trataba de reconquistarlo porque lo amaba con toda mi alma, era el único hombre para mí. Tiempo después él inició una relación con otra señora, pero a diferencia de las anteriores, esta si iba en serio; a raíz de eso empecé a sufrir violencia intrafamiliar, tanto que llegó a fracturarme la nariz y varias costillas…

…pero la pesadilla apenas empezaba. Días después fui a chequeo con mi ginecólogo y le pedí que me realizara la prueba de VIH, y para mi sorpresa, ¡salió positiva!; en ese momento me llené de enojo y maltraté al doctor y le dije ¿cómo a mí?, eso no me puede pasar si yo soy fiel. Fue una noticia devastadora.

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El doctor me dijo que no le hiciera caso a los análisis, que iba a realizarme otros. Me hicieron el segundo examen con la prueba Elisa y también salió positivo. El definitivo era el Western blot, el cual confirmó que yo era una persona que vivía con VIH. Lamenté mucho no haber tenido asesoría pre y post psicológica, como la que brindan en los hospitales nacionales.

Ahora estoy tratando de luchar para que todas las personas antes de hacerse la prueba reciban cierta asesoría y no se lleven un impacto muy fuerte.

A todo esto, mi esposo y yo empezamos a recibir atención integral en la clínica 17 del Hospital Roosevelt. A él le comenzaron a dar medicamentos y nos realizaron las primeras pruebas, yo me enteré que acababa de infectarme. Lo que más me duele es que adquirí el virus debido a una violación, ya que como sabía que él me era infiel siempre utilizaba protección; pero una noche fui violentada, pues él decía que yo era de su propiedad y la verdad que si lo era. Lloré un montón después de esa violación, la guardé en silencio y creo que ese fue mi mayor error.

Fue algo muy duro, sentí que se me juntaba el cielo y la tierra; mis hijos estaban chiquitos, ¿qué iba a ser de ellos? ¿cómo los iba a sacar adelante?

En ese momento yo estaba en la universidad cerrando la carrera de Ciencias Jurídicas y Sociales en la Universidad Mariano Gálvez, entonces me decía: ¿para qué graduarme ahora? Yo no quiero graduarme para que me escriban en una lápida todo lo que era; mi idea era salir, divorciarme y vivir fuera de la violencia.

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Ahora ya salí de la fase de negación y toda esa energía la utilizo para ser una mujer activa y ayudar a personas con VIH. Es importante que te realices una vez al año la prueba de VIH para descartar la enfermedad y que no te pase lo que a mí me sucedió. Ahora solo puedo decir:

“Lo único fiel que tengo conmigo es el VIH, porque siempre me va acompañar hasta el final de la vida”


*Sofía, nombre ficticio utilizado por principios periodísticos.

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