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Aunque no haya playa: Cómo habituar a los niños al agua

Los niños que no saben nadar ni suelen tener contacto con el mar en su vida cotidiana tampoco han tenido oportunidad de acercarse a una piscina en los últimos meses.

Por: DPA

Es más, en algunas latitudes aún no se avizora que vaya a ser un verano con playa.

Todo es incertidumbre, también cuando se plantea la pregunta de cómo hacer para que los niños aprendan a nadar y no le tengan miedo al agua en este contexto. ¿Los padres pueden hacer algo?

Alexander Gallitz, que preside la Asociación de Profesores de Natación de Alemania, comenta que ya antes de la pandemia no era fácil.

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Según el experto, suele haber muy pocas clases de natación y ahora, con el coronavirus, la situación empeoró. “Cada vez serán más los niños que no sepan nadar y que querrán aprender”, opina.

Algunos consejos sobre qué pueden hacer los padres para facilitarles a sus hijos ese primer paso hacia el agua:

– Habituarlos al agua: 

Es importante que los niños sepan nadar y hagan los cursos correspondientes, pero Gallitz dice que lo principal es que “sepan moverse sin miedo en el agua”. Para lograrlo, es fundamental que sumerjan la cabeza o se animen a abrir los ojos bajo el agua. Ahí es donde los padres juegan un papel importante. “Son cosas que se pueden aprender jugando en la bañera, sumergiendo con ellos la cabeza y soltando el aire para hacer burbujas, por ejemplo”.

El problema es que a muchos adultos no les gusta el agua ni mojarse los ojos o las orejas, con lo cual se vuelve complejo enseñarles a los niños a moverse como peces en ese medio.

– No querer enseñarles a nadar:

Ante la suspensión masiva de los cursos de natación o las listas de espera interminables, muchos padres se proponen enseñarles ellos mismos a nadar a sus hijos, pero “esa no es una buena idea”, opina Gallitz. Por un lado, porque los padres tienen un vínculo totalmente distinto con los niños y no suelen poder tratarlos con la distancia suficiente. Por el otro, porque los niños suelen atreverse a más cuando están en grupo y suelen copiar cosas de otros.

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Además, hay padres que podrían enseñarles cosas no del todo correctas a los niños en cuanto a la técnica y eso después es muy difícil de corregir. Eso hace que muchos tengan que aprender todo otra vez desde el comienzo.

– Refrescar los conocimientos: 

El coronavirus mantiene a todo el mundo lejos de las piscinas, incluso a los niños que acababan de dar sus primeros “pasitos” acuáticos en la natación y, ante la pandemia y el cierre de todos los natatorios, no pudieron practicar lo aprendido. “Allí llega el turno de los padres”, dice Gallitz. Para afianzar lo aprendido es importante que los niños practiquen regularmente.

Si los padres notan que al pequeño le cuesta meter la cabeza bajo el agua o si dice que le tiene miedo al agua, deberían rebajar la velocidad y dar un paso atrás para luego poder avanzar, es decir, volver a tomarse el tiempo para que el niño se habitúe al agua. Esto implica tirarle agua sobre la cabeza, meter la cabeza con el pequeño bajo el agua y así ir recobrando la confianza.

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– Ser persistente: 

“Nadar es un proceso que lleva toda la vida”, sostiene Gallitz, que cree que es importante que los padres sean conscientes de esto. Al mismo tiempo, el experto dice que es muy importante sensibilizar a todos sobre lo que significa sentirse seguro nadando.

dpa

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