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Lo que debes saber sobre el gluten

Un buen porcentaje de niños y adultos ven limitado su consumo de trigo, cebada, centeno y avena, porque estos cereales contienen gliadina, un componente de la proteína del gluten, que en personas con intolerancia suele provocar problemas gastrointestinales. A esta molestia también se le conoce como enfermedad celíaca o Esprúe.

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La intolerancia al gluten surge cuando el sistema inmunológico forma anticuerpos contra componentes de alimentos, como la gliadina. Cada vez que la persona consume los cereales que la contienen, les provoca inflamación y daño en el tejido intestinal, particularmente en las vellosidades, las cuales sirven para absorber los alimentos.

Cuando ocurre este síndrome de mala absorción, los pacientes tienden a presentar cuadros de diarrea o estreñimiento, pérdida de peso en forma crónica, y la enfermedad persiste toda la vida, incluso se asocia con la aparición de distintos tipos de cáncer gastrointestinal, explica Juan Pablo Maselli González, médico y coordinador académico de la carrera de Medicina, de la Facultad de Ciencias de la Salud, de la Universidad Rafael Landívar.

Al ser destruida la mucosa, el organismo ya no tiene la capacidad de absorber nutrientes como vitaminas, minerales y calorías, lo que conduce a la malnutrición a pesar de llevar una dieta adecuada. En otras palabras, se produce un aplanamiento de la superficie intestinal disminuyendo el área de absorción de los alimentos, y la pérdida de esta superficie es la que delimitará el grado de síntomas, explica Gabriela Castro, nutricionista de GNC.

Asimismo, en algunos casos ocurren manifestaciones en la piel: pequeñas ronchas que generan picazón, en particular en áreas de flexión como codos y rodillas. En los niños las reacciones se manifiestan en irritabilidad y pérdida de apetito, añade Maselli.

En algunos pacientes los efectos son retardados y surgen en promedio tres días después de consumir el alimento, con hinchazón abdominal, colitis, gases, fatiga, insomnio y migraña, explica Leticia Rodríguez, doctora en medicina biológica, de la clínica Hunab-Ku.

Predisposición familiar

La intolerancia al gluten la padecen individuos predispuestos genéticamente y está asociada a otras patologías autoinmunes. Algunas personas son más propensas a padecerla cuando tienen ascendencia europea y se desarrolla en ellos la bacteria Esprúe tropical. La intolerancia al gluten de los cereales ha sido asociada con las nuevas modalidades de cultivo, como sucede con los alimentos transgénicos, afirma Palmira de Cohn, directora de Cecap-Sabor y Salud.

‘La enfermedad se manifiesta hacia los dos años de edad, tras la introducción del trigo en su dieta y en los adultos, entre los 30 y 40 años’, indica Castro.

En algunos casos puede presentarse desde una edad muy temprana. Sin embargo, en los niños las manifestaciones tienden a ser no específicas, generalmente son infantes que ganan peso y talla adecuados a su edad, son selectivos en lo que comen, presentan estreñimiento o diarreas y su complexión es delgada. Pero estas manifestaciones también ocurren en otros niños que no tienen la enfermedad, y presentan esos signos debido a ciertos hábitos alimenticios que adquieren en los primeros años de vida y a la madurez de su tracto gastrointestinal, agrega Maselli.

Diagnóstico a tiempo

Es importante hacer énfasis que el diagnóstico y tratamiento temprano son fundamentales para prevenir la evolución de la enfermedad. Si no es tratada el paciente puede presentar inflamación crónica del intestino delgado, procesos de desnutrición, y riesgo de desarrollar cáncer, agrega Maselli.

Por eso, al presentarse alguna sospecha es conveniente que sea el gastroenterólogo quien determine el diagnóstico de la enfermedad, a través del historial clínico y las pruebas de sangre, para verificar si presenta las inmunoglobulinas que atacan la gliadina y, por último, confirmar la sospecha por medio de una biopsia intestinal.

Cuando se ha determinado su presencia, la primera recomendación sugerida por los especialistas es evitar en su totalidad los alimentos que contengan gliadina. Esto a la vez resulta complicado y dificultoso, porque buena parte de la alimentación es a base de cereales, por lo tanto deben buscarse alternativas para su sustitución con la asesoría de un nutricionista. Además complementa el tratamiento la administración de antiinflamatorios y una dieta de recuperación nutricional.

Breve historia

La intolerancia al gluten fue descubierta por médicos alimentarios, en Holanda, justo después de la Segunda Guerra Mundial, cuando muchas enfermedades habían desaparecido. ¿Cuál sería la causa de que estas enfermedades volvieran a aparecer? Después de muchas investigaciones, descubrieron que la causa estaba en el consumo de pan y los derivados de las harinas que contenían la proteína gluten (glandina), descrita como una especie de pegamento que permite obtener una masa ligera en muchas preparaciones como embutidos, repostería, masas de pizza, explica Leticia Rodríguez, doctora en medicina biológica, de la clínica Hunab-Ku.

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Dieta recomendada

Para Castro, los alimentos que deben eliminarse de la dieta son todos aquellos a base de harina de trigo como pan, pastas y galletas, harinas de cebada, centeno y avena. Además otros alimentos que a menudo contienen gluten como carnes procesadas, caldos o sopas, opciones para rellenos, productos marinados, aderezos, hostias de comunión, carnes imitación de mariscos, fibras, especias, salvado, salsas, chicles, chocolate, hidrolizados de proteína, potenciadores de sabor, algunas salsas de tomate envasadas, salchichas, mantequilla, sazonadores, mayonesa, mostaza, comida china y cerveza.

En cambio pueden agregar a su dieta otros alimentos favorables como maíz, tubérculos como papa, yuca, camote, carnes, arroz, lentejas, garbanzos, frijoles, almendras y nueces. Las harinas mencionadas pueden sustituirse por aquellas hechas a base de arroz o maíz, sugiere Castro.

Además consumir leches, vegetales, más frutas y verduras, y no olvidar que la dieta es la base para la recuperación y prevención de la enfermedad, explica Palmira de Cohn.

Suplementos vitamínicos

Es de gran beneficio, según recomiende el médico o nutricionista, agregar algunos suplementos para contrarrestar los efectos de esta enfermedad.

Psyllium
Alivia síntomas gastrointestinales de la enfermedad celíaca, pues ayuda a estabilizar el azúcar en la sangre y mejorar la textura de los alimentos libres de gluten. Disminuye la consistencia líquida de las heces y con esto evita la diarrea. Esta fibra gelatinosa también estimula al colon para aliviar el estreñimiento, el médico indica las porciones diarias.

Glutamina
Es un aminoácido que funciona reparando los daños en la mucosa intestinal, reduciendo a la vez la inflamación y es el más abundante en la sangre. Representa un combustible importante para las células de la mucosa intestinal, pues estimulan su regeneración.

Probióticos
Importantes para fortalecer la flora intestinal, lo cual favorece una buena digestión y al mejoramiento de las funciones del sistema inmunológico.

Cinc
Su absorción se da principalmente en el intestino delgado, por eso quienes padecen la enfermedad celíaca tienen dificultad en procesarlo. Entre sus cualidades se encuentra que promueve la cicatrización y curación de la mucosa. La dosis es de aproximadamente 30 miligramos al día o según lo indique el médico.

Omegas 3 y 6
Los celíacos sufren de una mala absorción de nutrientes, entre ellos los ácidos grasos esenciales, estos a la vez son indispensables, pues confieren elasticidad y adaptabilidad a las membranas de las células intestinales. Los omega-3 son importantes puesto que a partir de ellos se producen compuestos que controlan las inflamaciones.

Ácido Fólico y vitamina B12
Debido a que la enfermedad celíaca es un ejemplo típico de un síndrome de mala absorción, los que la padecen tienen un mayor riesgo de deficiencia de diversos nutrientes, entre ellos ácido fólico y vitamina B12. Por eso es necesario un complemento que es de uso sublingual, o sea, se coloca debajo de la lengua.

Aloe vera
Los síntomas de inflamación, la desintoxicación y la recuperación de tejidos pueden lograrse al incluir compuestos derivados de esta planta dentro del tratamiento.

Por Margarita Pacay

Fuentes: Juan Pablo Maselli González, médico y coordinador académico de la carrera de Medicina, de la Facultad de Ciencias de la Salud, de la Universidad Rafael Landívar. Gabriela Castro, nutricionista de GNC. Leticia Rodríguez, doctora en medicina biológica, de la clínica Hunab-Ku. Palmira de Cohn, directora de Cecap-Sabor y Salud.

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