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Nutrientes durante el embarazo

Toda mujer embarazada o en período de lactancia necesita de una buena alimentación para asegurar los requerimientos nutricionales que garanticen un óptimo crecimiento y desarrollo del nuevo ser, y para producir leche en suficiente cantidad.

Una nutrición adecuada agiliza la recuperación de la madre después del parto. Las complicaciones del embarazo, como la toxemia (eclampsia y preeclampsia), el parto prematuro y la anemia, se originan de una dieta insuficiente o inadecuada, por ello es importante que las madres lleven un control médico antes, durante y después del embarazo.

La nutricionista Carmen Rosa Guillén, explica que el tema de la nutrición va ligado a la planificación familiar, porque desde el momento en que se decide concebir debe también prepararse al organismo de la madre, para que pueda asegurar un hijo sano, y eso implica adquirir hábitos saludables, mantener una actividad física moderada y bajos niveles de estrés.

El esposo o pareja también tiene gran influencia en la salud del ser que se concebirá, por lo que ahora se sugiere que ambos reciban la dosis de ácido fólico que el médico recomiende, para garantizar las reservas del nuevo ser las cuales serán de gran importancia para su desarrollo. La madre deberá adquirir una alimentación adecuada o equilibrada, lo que significa comer alimentos variados y en cantidad suficiente que provean energía, proteínas, minerales y vitaminas.

Durante el embarazo y la lactancia debe tenerse especial cuidado al escoger los alimentos, para consumir la calidad y cantidad que realmente se necesita. Además, no existe justificación para comer el doble, como muchas creen, ya que una ganancia elevada de peso hace más difícil la labor de parto. Incluso al ganar peso existe mayor riesgo de desarrollar la diabetes gestacional, la cual incide en el aumento de peso y talla del feto, esto a su vez provoca lesiones tanto en la madre como en el bebé durante el parto.
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Variedad proporcional

El ginecólogo y obstetra Luis Pedro Rodríguez Morales, especialista en medicina natural, explica que toda mujer en general requiere un promedio de 1,600 a 1,800 calorías, mientras que una embarazada necesita 2,500 y una mujer lactante 2,700. Es importante tomar en cuenta un balance entre calidad y cantidad de alimentos, siendo de vital importancia su variedad.

Los alimentos que aconseja la pirámide nutricional de la asociación norteamericana de nutrición, son cuatro grupos básicos enumerados en orden de importancia: pan integral, cereales integrales, arroz y pasta, verduras y frutas, leche, yogur, queso, carne, huevos, pescado, nueces, grasas, aceite y azúcar. Además de una suplementación de ácido fólico (esta es indispensable antes de la concepción), multivitaminas, hierro y calcio; son importantes en especial durante el segundo y tercer trimestres de embarazo, así como durante la lactancia, añade Rodríguez.

Beneficios de la leche materna

La Organización Mundial de la Salud, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Unicef, y el Ministerio de Salud han implementado estrategias para promover que las madres den lactancia exclusiva durante los primeros seis meses y luego complementar con alimentos nutritivos sólidos hasta que el lactante alcance un año de vida. Luego, la leche será el complemento hasta sus dos años, por ello es importante que la madre se sigan nutriendo adecuadamente después del parto, porque su organismo necesitará los micronutrientes básicos para el período de lactancia.
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En los primeros seis o siete meses de gestación se empieza a producir calostro (sustancia nutritiva concentrada), cuando el bebé nace bebe esa sustancia empieza a succionar constantemente. Al tercer o cuarto día la leche que se produce es conocida como de transición, es más abundante y contiene las mismas características nutritivas: micronutrientes, macronutrientes y vitamina A.

Si la madre empieza a alimentar a su bebé solo con su leche, al mes será capaz de producir un litro de leche cada día. Si lo amamanta cada vez que lo pide, el cuerpo será capaz de producir la cantidad que el niño necesita. Cada toma por pecho debe durar de 20 a 30 minutos, esto es importante porque en los primeros ocho minutos de amamantamiento la leche es rala y solo calma la sed del bebé, luego empieza a salir más espesa y es la que sacia su hambre, según explica Irma de Maza, consultora y responsable del componente de lactancia materna del programa del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, MSPAS.

Alcohol: el consumo de bebidas alcohólicas durante el embarazo está relacionado con el síndrome de alcoholismo fetal, aborto espontáneo, desprendimiento prematuro de placenta y bajo peso al nacer. Su consumo moderado también se ha relacionado con crecimientos fetales anormales, por lo que se recomienda su abstinencia en este período, incluso durante la lactancia, explica Doris de Pazos, nutricionista, de la clínica Health & Nutrition Center.

Edulcorantes artificiales: no existe evidencia de que el consumo de aspartame sea dañino en la gestación, sin embargo, las bebidas dietéticas y otros alimentos endulzados de manera artificial por lo general son fuentes pobres de nutrientes y tienden a desplazar a otros alimentos más densos en la dieta. La sacarina es uno de los edulcorantes artificiales que sí debe evitarse durante el embarazo, ya que atraviesa la placenta y permanece en el tejido fetal; llega a ser tóxico, añade De Pazos.

Bebidas carbonatadas o café: el consumo de cafeína durante el embarazo se ha asociado a riesgos de abortos espontáneos. Por ejemplo, se ha demostrado que beber más de tres tazas de café a diario aumenta dicho riesgo, provoca síndrome de muerte súbita y, en mujeres que desean concebir, retrasa la concepción. El abuso de café o cafeína produce insomnio o inquietud en el bebé al nacer.

Aditivos alimenticios: los nitratos, nitritos y nitrosaminas, presentes en embutidos y alimentos procesados, provocan destrucción celular fetal; aumenta la incidencia de desarrollar diabetes tipo I en la niñez, aunque se necesitan más estudios para su limitación absoluta, por ello durante el embarazo es necesario su consumo moderado.

Los suplementos alimenticios de proceso farmacológico y los medicamentos, incluso los productos del botiquín familiar, deben ser aprobados por el médico, porque son perjudiciales para el nuevo ser. Por ejemplo, el uso continuo de antiácidos -contienen aluminio- no se recomienda durante el embarazo, pues forman depósitos del metal en el cerebro del bebé, agrega Rodríguez.

Además deben tomarse precauciones con el uso de la medicina natural, el aval del médico es básico. Así como algunos alimentos como el perejil, a pesar de no estar confirmado científicamente, se cree que disminuyen la producción de leche. Cobra importancia también el agua de coco, porque provoca contracciones uterinas por su efecto oxitócico, similar a la oxitocina -hormona que se secreta en cantidades importantes durante el parto-.

Tabaco: el monóxido de carbono y la nicotina disminuyen el flujo sanguíneo placentario, lo cual limita el oxígeno para el feto y, a su vez, ocasiona retraso mental, además le provoca adicción a la nicotina y bajo peso al nacer.

Por Margarita Pacay

Fuentes: Carmen Rosa Guillén, presidente de la Asociación de Nutricionistas de Guatemala. Doris de Pazos, nutricionista de la clínica Health & Nutrition Center. Luis Pedro Rodríguez Morales, ginecólogo y obstetra y especialista en medicina natural. Irma de Maza, consultora y responsable del componente de lactancia materna del programa del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, Mspas. Contenidos Actualizados de Nutrición, del Instituto de Nutrición de Centroamérica y Panamá, Incap.

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