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Prevenir es la clave

La diabetes es una enfermedad que afecta sin discriminación a niños, mujeres y hombres y pueden desarrollarla desde el comienzo de su vida o llegada la tercera década.

Mantener una alimentación sana es indispensable para prevenir o tratar muchas enfermedades. En el caso de los pacientes diabéticos no es la excepción. En Guatemala se estima que ha aumentado el número de casos de diabetes tipo II, y ‘se considera que es la segunda o tercera causa de consulta en clínicas externas y de emergencia del Hospital Roosevelt’, afirma Lorena Isabel García Batres, médica internista y diabetóloga, de dicho centro.

La diabetes es una afección crónica en la cual intervienen varios factores: ambientales, genéticos, hereditarios, estilo de vida, mala alimentación, falta de actividad física, obesidad y sobrepeso. Los síntomas son aumento de la sed, necesidad de comer, micciones frecuentes, resequedad en la boca, adormecimiento en las piernas, disminución de la agudeza visual y de la libido.
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La diabetes puede ser causada por muy poca producción de insulina, resistencia a esta, o ambas. Es una hormona producida en el páncreas para controlar el azúcar en la sangre, y su liberación depende del tipo de la enfermedad.

La diabetes tipo I se manifiesta cuando el páncreas no secreta nada de insulina. Es un déficit de secreción de insulina ciento por ciento y los síntomas aparecen desde el comienzo de la enfermedad. La diabetes tipo II es la más común en Guatemala y la más compleja debido a que existe resistencia a la insulina, lo que significa que la cantidad de esta hormona no se usa de manera adecuada. Además hay pérdida de aminoácidos en el intestino, por lo que no existe una señalización para la secreción de insulina cuando se digieren los alimentos, añade García.

Ser más estrictos en la alimentación

La nutricionista María Andrea Specher explica que en la actualidad ha aumentado el número de casos de diabetes y uno de los factores importantes ha sido la alimentación inadecuada. Por ello, cuando se diagnostica la enfermedad de inmediato debe adoptarse un menú saludable, restringiéndose los azúcares y las grasas. El patrón es saber seleccionar los alimentos, tener conocimiento del conteo de carbohidratos y el consumo de porciones adecuadas.

La olla familiar guatemalteca incluye los grupos de alimentos que pueden consumir los diabéticos, como cereales, leguminosas, verduras harinosas, frutas y vegetales; productos de origen animal, grasas y azúcares. Cada grupo tiene su función, el balance se logra al determinar la porción adecuada y la frecuencia de su consumo.

Algunos grupos alimenticios deben restringirse. Por ejemplo, evitar los productos provenientes del azúcar refinada: mermeladas y mieles. La ventaja es que se encuentran sustitutos, como los edulcorantes, además de todos los productos especiales para personas con diabetes que se ofrecen en el mercado, añade Specher.

Las grasas están en la punta de la pirámide internacional alimenticia por lo que su consumo debe ser mínimo, es decir, el de la margarina, mantequilla, mayonesa, manteca de cerdo, crema y aguacate, y para pacientes diabéticos deben preferirse las grasas de origen vegetal.

Los carbohidratos son uno de los grupos que constituyen la base de la alimentación, porque tienen nutrientes importantes que aportan muchas vitaminas, pero deben incluirse en la dieta con moderación. Para conseguirlo hay que hacer un conteo durante el día. Dentro de este grupo se encuentran los granos, cereales, panes, frutas y jugos; lácteos, vegetales, azúcares, mermeladas, jaleas y dulces. Además están los granos, cereales, pan, tortilla, arroz y frijol. De hecho es importante contar las porciones que se necesitan a lo largo del día, para saber cuánto de cada uno de ellos debe consumirse.
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También debe considerarse el grupo de alimentos que no contienen carbohidratos, como carnes, quesos, huevos, aceites, margarinas y aderezos. En este sentido conviene preferir los bajos en calorías, descremados y carnes magras.

En el caso de las frutas están todas permitidas, pero lo recomendado es comerlas enteras y darle prioridad a las ricas en fibra como manzanas con cáscara y naranjas. Esto porque mientras más trabaja el metabolismo se absorbe de manera más lenta el azúcar. Lo contrario ocurre con los jugos procesados, porque el organismo los asimila más rápido y solo deben tomarse en caso de un descenso repentino de azúcar en la sangre si así lo recomienda el médico.

Siempre en mente

•Beber de seis a ocho vasos de agua diarios.
•Endulzar los refrescos naturales lo menos posible o con un edulcorante, según recomiende el especialista.
•No consumir más de dos o tres tazas de café o té al día.

Guíate con la mano

cantidad de grasas: limita la porción a una cantidad similar al tamaño de la punta del pulgar o lo que cabe en una cucharita. No bebas más de 250 mililitros que equivalen a una taza u ocho onzas de leche desnatada con cada comida.

Verdura: debe consumirse tanta como la que sea posible sujetar con las dos manos y elegir las bajas en carbohidratos, como arvejas verdes o amarillas, repollo o lechuga.

Carbohidratos (almidones y frutas): escoge una cantidad equivalente al tamaño de dos puños. Un puño para la fruta.
Proteína: escoge una cantidad equivalente al tamaño de la palma de la mano y el grosor del meñique.

Menú de la semana

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Por Margarita Pacay

Fuentes: Lorena Isabel García Batres, médica internista y diabetóloga, del Hospital Roosevelt. Nutricionista María Andrea Specher, colaboradora Sanofi Aventis.

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