blog

Conviene cambiar de vida cuando se padece presión arterial alta

No duele, pero puede tener consecuencias fatales: la presión arterial alta es uno de los diagnósticos más frecuentes. Pero nadie está a merced de ello, las personas afectadas pueden hacer mucho al respecto.

Por Christina Bachmann (dpa)

Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de defunción en todo el mundo. La hipertensión o “hipertonía” arterial suele causar a menudo tanto los ataques de corazón como los derrames cerebrales. Para la mayoría de las personas en lugar de ese término técnico probablemente sea más familiar lo que se conoce como la presión sanguínea alta.

Te puede interesar: https://www.revistaamiga.com/el-bano-de-inmersion-una-rutina-beneficiosa-para-la-salud/

La hipertensión arterial es una enfermedad generalizada que tiene consecuencias graves. “Ataque cardíaco, accidente cerebrovascular, insuficiencia cardíaca, insuficiencia renal, diálisis obligatoria, trastornos circulatorios en las piernas”, enumera Ulrich Wenzel, médico jefe del hospital universitario de la ciudad alemana de Hamburgo y presidente de la asociación alemana de la hipertensión.

Wenzel subraya que se trata de consecuencias que son literalmente letales.

Síntomas poco concretos

La propia hipertensión arterial tiene síntomas que son poco específicos, como pueden ser los problemas de concentración y fatiga o que los afectados se agotan rápidamente. Mucha gente probablemente no sabría qué responder cuando le preguntan sobre su presión sanguínea. En opinión del profesor Heribert Schunkert, esto no ayuda.

“Todo el mundo debería conocer su presión sanguínea ya sea midiéndola cuando acude el médico, en la farmacia o midiéndose a sí mismo”, insiste Schunker, Director de la Clínica de Cardiología de Adultos del Centro Alemán de Cardiología de Múnich.

“Suele ser normal que la presión sanguínea aumente con la edad”, explica Schunkert, que es miembro de la junta de la Fundación Alemana del Corazón. “A partir de los 75 años, no suele haber un aumento significativo”, pero los jóvenes también pueden tener presión arterial alta, añade.

En Europa, el valor por encima del cual se habla de hipertensión es una presión sanguínea en reposo de 140 a 90 mmHg (milímetros de mercurio).

“Pero incluso por debajo de esa franja, lo que sí es seguro que, cuanto más alta es la presión sanguínea, mayor es el riesgo de sufrir un ataque al corazón o un derrame cerebral”, advierte Schunkert.

Demasiada presión en el sistema vascular

Ulrich Wenzel explica brevemente por qué la hipertensión es perjudicial. “Nuestro sistema vascular está fijado en un ideal de 120 sobre 80”, dice el internista.

“Cuando una presión sube a 160 o 180, el sistema vascular se vuelve rígido”. Y a modo de ejemplo aclara: “Un masaje en la espalda es bueno, pero no lo es golpearla con los puños. Demasiada presión no es buena”.

Entre los factores de riesgo de la hipertensión arterial figura la obesidad y la falta de ejercicio. Hay una serie de cosas que las personas pueden hacer para mejorar.

“En términos generales se suele señalar que en un 50 por ciento la presión arterial tiene ya una predisposición, pero en el otro 50 por ciento se puede incidir a través de las condiciones de vida”, señala Schunkert.

“Todo el mundo, aunque exista una cierta predisposición hereditaria, tiene buenas posibilidades de influir en cómo evoluciona su presión sanguínea”.

El control del peso, una alimentación saludable y la actividad física son los tres pilares más importantes, señala el director del hospital. Cualquiera que pierda kilos cuando tiene sobrepeso, suele darse cuenta inmediatamente de que la presión sanguínea le baja.

“Un kilo menos de peso puede reducir de uno a dos mmHg la presión sanguínea”, calcula Schunkert. “Eso significa que, si se pierden cinco kilos, la mayoría de las personas ya pasan a estar por debajo del límite crítico”.

Dieta mediterránea y menos sal

Una alimentación saludable y la práctica regular de ejercicio también mantienen los vasos sanguíneos sanos. Los expertos recomiendan sobre todo seguir la dieta mediterránea.

“Es muy rico en fibras vegetales”, explica Schunkert. “Es bueno comer mucha fruta y verdura, nueces y aceite de oliva, el más sano de los los aceites”, agrega. Sin embargo, no es buena una alimentación con demasiadas grasas animales o ácidos grasos saturados.

Las personas con hipertensión arterial también tienen que reducir el consumo de sal. Sin embargo, esto es algo que también debería tener en cuenta la industria alimentaria, apunta Wenzel.

“La mayor parte de la sal que comemos no proviene del salero”, destaca. La mayor parte está en los productos preparados como el queso, el embutido o la pizza congelada. Los que tienen tiempo prefieren cocinar su propia comida con productos frescos.

El ejercicio como factor para reducir la presión sanguínea

El ejercicio físico también aumenta la presión arterial, pero de una manera saludable. “Esta es una presión que sube por necesidad: el cuerpo necesita más oxígeno”, explica Wenzel. “Y en la fase de recuperación, la presión sanguínea cae por debajo del nivel anterior. Esto hace que los vasos sanguíneos sean más flexibles”.

Wenzel recomienda sobre todo la natación, ciclismo, correr o caminar. No obstante, “todos los deportes son buenos”, agrega.

Lo que sí se recomienda es ir con precaución cuando se tiene la presión arterial muy alta. “Si ya se tiene una presión sanguínea de 200 antes de empezar a hacer deporte, primero se tiene que controlar esa presión “, advierte Wenzel.

“No tiene que estar por debajo de los 140 requeridos o los 120 ideales. Es suficiente si está en 150 en lugar de 200”.

Por lo tanto, los pacientes con tensión arterial deben hablar primero con su médico, quien en caso de considerarlo necesario también prescribirá la medicación. “Hay cinco sustancias activas diferentes para reducir la presión arterial, todas las cuales se consideran muy seguras y que se toleran bien”, señala el cardiólogo Schunkert.

“La mayoría de enfermos suele comenzar tomando un inhibidor de la ECA, un bloqueador del AT1 o un bloqueador del canal de calcio”, explica Schunkert.

A veces, dos de estos ingredientes activos combinados en una píldora también son útiles. Muchas personas toman pastillas para la presión arterial alta durante toda su vida. “Afortunadamente, la tasa de efectos secundarios es muy baja”, agrega.

Tomar pastillas por comodidad

Si lo que se quiere es superar la enfermedad sin tomar medicamentos, hay que cambiar el ritmo de vida. Pero a muchos les cuesta, señala Wenzel. El hábito y la comodidad son obstáculos. “A muchos pacientes les resulta más cómodo tragar una pastilla todos los días que ir a correr cada dos días”.

Aquellos que pueden luchar contra la hipertensión con una vida más saludable tienen más éxito si lo hacen estando acompañados, aconseja Schunkert.

“Cuando está solo no siempre consigue lo que se propone “, agrega. Es más motivador hacerlo en grupo. El cardiólogo hace hincapié en que el objetivo es un cambio duradero hacia una vida con más ejercicio, menos peso y mejor alimentación. Y destaca que eso tiene que resultarle divertido a la persona que lo hace.

dpa


s