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Cuando alguien falta

El aroma a pino, los abrazos de la medianoche y la algarabía que conlleva la temporada de fin de año son parte de la tradición que se comparte con la familia.

Pero cuando se ha perdido a un ser querido, convivir esta época no es lo deseable.  Algunas terapias de consuelo emocional son vitales para superar esta crisis.

Recordar a familiares fallecidos en esta temporada es motivo de lágrimas en medio de los abrazos de convivencia, pero la tristeza es más acentuada cuando la pérdida es reciente o está a punto de ocurrir.  ¿Cómo podemos enfrentar un duelo en Navidad?

El impacto y la superación del proceso de duelo dependerá de cada individuo, según sea la causa de la muerte y la afinidad o parentesco.

Los expertos aconsejan buscar el apoyo con amigos que han superado esta etapa, leer documentos relacionados al tema o buscar apoyo profesional.

Fortalece las ganas de vivir

  • Anne Bonin, directora de la Universidad Brhama Kumaris, explica que para poder asumir el duelo en Navidad es importante que sientas la presencia de esos seres sin dolor, sin pesar y tengas en cuenta al resto de la familia para compartir la alegría de esa unión y la dicha de haber compartido con los que ya no están.
  • No te dejes atrapar por el pesar, recuerda que la celebración de estas festividades es la fortaleza espiritual.  Sobre ese objetivo debes enfocarte.
  • Si no practicas ningún credo o religión descubre las cosas buenas que invaden tu ser y comparte parte de esa bondad, sonrisas o acciones a favor de los más necesitados.
  • Te ayuda también el hecho de practicar alguna actividad física, incluso mantener tu mente ocupada para no albergar sentimientos que te depriman.
  • Convive con personas que te fortalezcan el buen humor y te orienten a superar el duelo.
  • Hagamos de la Natividad una celebración espiritual, llenando de luz nuestros corazones y el de los demás, sugiere Bonin.

Es peligroso vivir de la memoria, del pasado.  Solo el presente está vivo.  Es el ahora lo que importa, porque ahora es la vida, ahora es todo posible, ahora es la realidad”.  Anthony de Mello

El duelo surge de diversas formas

Telma Barrios de Tejeda, terapeuta emocional, explica que el duelo se vive dependiendo de la situación en la que fallece el ser querido y la época.

La experiencia del duelo de una muerte inesperada no es igual a la de una persona que ha padecido una enfermedad terminal porque en este último caso hay tiempo para despedirse del familiar, se complacen los gustos de sus últimos días, en especial si se sabe que será la última Navidad que se compartirá.  “Cuando se acepta ese proceso te quedas con esa satisfacción”, agrega Barrios.

Cuando se trata de una muerte fortuita, como un accidente o por violencia, el duelo se vuelve más difícil porque no se acepta y no solo se lucha con la pérdida, sino también con el sentimiento especial de las fiestas navideñas.  “He visto algunos deudos en estas fiestas y he podido comprobar que no todos los duelos se viven con la misma intensidad.  Depende mucho de la comunicación entre la familia, la calidez y amor con que se comparte el pesar, pero sobre todo de la creencia que se tenga de un ser supremo”, subraya De Tejeda.

En familia es importante comprender la magnitud del dolor de cada uno, por ello es necesario comprender que si alguien no quiere integrarse o ser partícipe de la convivencia de fin de año, está en su derecho, pero se le debe apoyar para que no entre en un estado depresivo.

Algunas veces las personas aparentan como si nada hubiera pasado y quieren seguir una vida “normal”, es saludable que lloren, que pasen por un duelo, ya que los sentimientos encubiertos o reprimidos acaban saliendo de forma distorsionada.  Además sufrir en silencio no es una buena salida, muchas veces se calla para que los demás no sufran.

Si el ser querido recién ha fallecido conviene hacer una reunión familiar antes de las fiestas navideñas para recordarlo.  Expresar los sentimientos puede ser una buena terapia para todos y así conocer como se siente cada uno, sugiere Barrios.

Asimismo, es importante incluir a los niños en todos los planes, ya que ellos son los más vulnerables y pueden ver la tristeza, el miedo y la desolación en los mayores.

Aunque no nos acordemos, aunque levantemos un muro de olvido, aunque no lo veamos, el sol siempre está”.  Eduardo Grecco

Sentimientos similares

En los días navideños solemos tener alegría, festejos y reuniones familiares, pero también recuerdos no tan gratos cuando los seres con quienes hemos convivido esas festividades ya no están.  “Cada aroma, color, sabor y tradición tiene connotaciones en nuestra vida que dejan recuerdos”, explica Brenda De León de Arocha, terapeuta emocional.

Pero también ese sentimiento de duelo puede experimentarse cuando ocurre otro tipo de pérdida que ha cambiado el ritmo de vida, como el hecho de perder el empleo o experimentar un fracaso matrimonial o empresarial.  “Todo lo que signifique para nosotros un dolor por el desprendimiento de algo muy querido”, subraya De León.

La psicóloga Lourdes Saravia explica: “El sentimiento que se experimenta ante un duelo es devastador, ya que desbarata y desorganiza la historia personal.  Las primeras etapas son difíciles de comprender porque hay un sentimiento de shock, de no entender lo que está ocurriendo”.

Diversos autores en tanatología afirman que el duelo no es un estado sino un proceso en donde se experimenta negación, enojo-ira, aceptación y adaptación, que llega a durar un año.  “Cuando se comprende que la muerte del ser querido llega a formar parte del proceso normal de la vida, esta fase se adopta como una oportunidad para comenzar un nuevo horizonte”, subraya Saravia.

Por Margarita Pacay
Fotoarte: Gerber Sarazúa

Fuentes: Anne Bonin, Universidad Brhama Kumaris, teléfono (502) 2434-5529.  Brenda De León de Arocha, terapeuta emocional, teléfono (502) 5874-6357.  Telma Barrios de Tejeda, Consultora Empresa Barrios & Tejeda Asociados, teléfono (502) 5941-9845.  Lourdes Saravia, psicóloga, correo lourdesusmc@yahoo.com  Margarita Bravo Mariño, tanatóloga, psicoterapeuta corporal y psicoterapeuta Boyesen,
www.revista.unam.mx

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