Si en los últimos días has notado síntomas como fatiga excesiva, piel reseca, uñas quebradizas, pérdida de cabello y algunas jaquecas, es momento de estudiar el estado de la tiroides. Esas señales apuntan hacia el hipotiroidismo, una enfermedad silenciosa y lentamente degenerativa. Cuídate de ella.
El hipotiroidismo, llamado también tiroides hipoactiva, es un trastorno que ocurre cuando la glándula tiroides no produce suficiente hormonas T4 (tiroxina) y T3 (triyodotironina). La deficiencia en su producción hace más lento el metabolismo y eso provoca que a menudo se sienta intolerancia al frío, cansancio y hasta cierta depresión. En algunos casos se nota un aumento de peso corporal, así como niveles de colesterol y presión arterial elevados, según explica Raúl Velasco, médico endocrinólogo. Si esas señales no se atienden para detectar la patología, con el tiempo la frecuencia cardíaca se hace más lenta hasta llevar a un estado de coma, además de enfermedad cardíaca y Alzheimer.
No obstante, los síntomas varían de una persona a otra y aparecen condiciones que pueden equivocar el diagnóstico. Velasco menciona que sus principales manifestaciones son: fatiga, somnolencia, deterioro de la memoria, aumento de peso -aun cuando se come saludable y se practica ejercicio-, estreñimiento, dolor articular o muscular, cabello o uñas finos y quebradizos, piel seca, escamosa, además de presentar rostro, manos y pies hinchados, menstruaciones anormales y/o problemas de fertilidad.
En el blanco de la enfermedad
Héctor Leonardo Pimentel, internista y endocrinólogo, menciona que las personas más vulnerables al hipotiroidismo son las mujeres, en especial las embarazadas, quienes han dado a luz recientemente o están en período de climaterio. También personas con antecedentes familiares de tiroiditis autoinmune o que sufren diabetes Tipo 1, vitiligo o han sido sometidas a una cirugía tiroidea.
Cuando hay antecedentes es común que a partir de los 45 años exista más vulnerabilidad. Sin embargo, Granados menciona que la patología tiroidea en los últimos años se ha incrementado y afecta a mujeres mayores de 35 años, probablemente la razón sea la falta de importancia que se le da al consumo de yodo.
Para descartar esta enfermedad los endocrinólogos sugieren hacer un control de los niveles de la hormona TSH (tirotropina) cada cinco años, o con más frecuencia si se tiene antecedentes familiares. Después de los 70 años es necesario repetir el examen anualmente. A los niños debe hacérseles un tamizaje neonatal en los primeros días de nacidos.
Si el bebé tiene alteración tiroidea se le denomina hipotiroidismo congénito. Las manifestaciones más comunes son retraso del crecimiento y mental, flacidez y la disminución de ingesta de alimentos. Al detectarse a tiempo, Velasco menciona que se puede controlar y así evitar daños en el desarrollo infantil.
Las razones del mal
A nivel mundial existen más de 200 millones de personas que padecen problemas tiroideos. Esa patología es hasta ocho veces más común en las mujeres debido a que sus cambios hormonales son más frecuentes.
Las etapas femeninas de mayor riesgo son durante la pubertad, en el embarazo, después de dar a luz, durante la menopausia y cuando se está deprimida. Dicha frecuencia aumenta con la edad.
Independiente del género, el riesgo de sufrir este tipo de trastorno aumenta cuando hay antecedentes familiares de problemas tiroideos. Existen muchas personas quienes no saben que padecen de la tiroides y sin darse cuenta corren el riesgo de presentar una enfermedad prolongada o más grave.
Vinicio Granados, médico endocrinólogo, explica que también se atribuyen sus causas a una vida estresada y con una dieta deficiente de yodo, un mineral presente en alimentos como los pescados azules y los mariscos de concha dura. A pesar de que se encuentra adicionado a ciertos productos, su porcentaje es mínimo, pues según los endocrinólogos se debiera consumir de 150 a 165 microgramos diarios.
Otro factor contrario es que la ingesta de ciertos alimentos inhiben o bloquean su absorción, por ejemplo el maíz, las habas y repollos. Por ello es recomendable omitir estos alimentos cuando se consumen aquellos que contienen yodo, afirma Granados.
No obstante, cuando por razones de alergia o gustos personales no se consume mariscos ricos en yodo es necesario consultar al médico respecto a suplementar este mineral, así como realizar la medición de las hormonas T4 y T3. Si los niveles están bajos será necesario suplirla con medicamento hasta nivelarla.
Pruebas médicas para la detección
Por medio de un examen de sangre sencillo se logran verificar los niveles de hormona estimuladora de la tiroides (TSH), producida en la hipófisis. Dicha prueba puede realizarse en un hospital o en un laboratorio.
En los niños debe hacerse en los primeros tres días de nacidos y si se detectan anomalías o el resultado es positivo existen medicamentos para tratar el hipotiroidismo. Luego a los tres años de edad se toma otra muestra, debido a que en ese momento ya se ha terminado de formar el cerebro. Cuando el resultado de esta última evaluación es positivo se prescriben medicamentos que deben tomarse de por vida, pero cuando es negativa los chequeos se repiten cada tres o cinco años para prevenir su reaparición.
Opciones para una esperanza de vida
El hipotiroidismo no se cura, pero se controla con medicación, terapias de reemplazo de tiroides para compensar la hormona tiroidea, la cual no puede producirse de manera natural en el organismo. El tratamiento es de por vida y debe continuarse aun cuando los síntomas estén bajo control, debido a que el objetivo es mejorar la calidad de vida de la paciente. Con la detección temprana de los síntomas y las pruebas respectivas, será más fácil encontrar la manera de controlar a este enemigo de la salud.
Conoce las causas más comunes
Por la carencia de yodo: la tiroides lo necesita para producir las hormonas y su deficiencia es la principal causa de hipotiroidismo congénito a nivel mundial.
Al nacer sin tiroides, o bien con una glándula malformada -hipotiroidismo congénito-.
Si hay tiroiditis autoinmune, es decir, cuando el propio sistema de defensa del organismo ataca a la tiroides.
Por la extirpación quirúrgica de la glándula, lo cual lleva automáticamente a una disminución de su función en el organismo.
La exéresis parcial de la glándula o el tratamiento con yodo radiactivo.
La radioterapia de cabeza o cuello, porque puede dañar la capacidad funcional de la tiroides.
Por Yeni Leiva
Fuentes: Héctor Leonardo Pimentel, doctor en Medicina Interna y Endocrinología. Raúl Velasco, médico endocrinólogo, presidente de la Asociación de Endocrinología de Guatemala. Vinicio Granados, médico endocrinólogo. Eunice de Torres, representante de comunicación de Merck Serono.