Información de EFE
“La minifalda es una prenda con energía positiva, alegría de vivir, de disfrutar”, señala la diseñadora Teresa Helbig.
Los diseñadores tienen claro que esta prenda tiene que estar en el día a día, demostrado su capacidad para combinar con chaquetas “oversize” o jerséis de punto amplio como hace la firma Loewe.
No pasan por alto su vocación fiestera y nocturna, que muestra su cara más divertida adornada con lentejuelas.
Esta temporada la moda invita al hedonismo, a mostrar piel, por lo que la minifalda se convierte en prenda imprescindible, en protagonista absoluta del armario. Una tendencia que hace hincapié en el optimismo y la luz.
Llega elegante a juzgar por los estilismos de Stella del Carmen, hija de Antonio Banderas y Melania Griffith y de la “influencer” italiana Chiara Ferragni en el desfile de Alta Costura de Dior.
“La minifalda es una prenda con energía positiva, alegría de vivir, de disfrutar”, señala la diseñadora Teresa Helbig, que ha vestido a figuras como Halle Berry, Daisy Ridley, Olivia Wilde o Priyanka Chopra.
Traviesas y arrolladoras las presentan Prada, Loewe, Balmain o Blumarine, cuyo director creativo, Nicola Borgnano, se inspira en París Hilton para mostras minis muy sexis.
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Miu Miu propone modelos micro, de cintura muy baja que bien podrían pasar por cinturones caídos, una prenda que combina con jersey cortitos casi por debajo del pecho y zapatos mocasines con calcetines, una mezcla audaz entre chica sexy y niña buena.
Si Courrèges defiende la mini retrofuturista, Carolina Herrera la presenta elegante y sutil en atractivos tonos lisos al igual que Alberta Ferreti.
Los diseñadores tienen claro que esta prenda tiene que estar en el día a día, demostrando su capacidad para combinar con chaquetas “oversize” o jerséis de punto amplio como hace la firma Loewe.
También se lleva la mini tableada a imagen y semejanza de los diseños colegiales de Helmut Lang, Chanel, Prada o los modelos de tenis que presentan firmas como Lacoste o Nike.
No pasan por alto su vocación fiestera y nocturna, que muestra su cara más divertida adornada con lentejuelas brillantes o rematadas con una cola.
La travesura de las minifaldas diminutas se codea con prendas de talle caído, corsés, opulentos escotes, sutiles aberturas y delicadas transparencias.
Los diseñadores Antonio Burillo y Juan Carlos Fernández, líderes de la firma The 2nd Skin Co, que han vestido a Jennifer Lopez, Zendaya, Lily Collins, son fan de la minifalda y defienden diseños “que hagan sentir diferente, especial”.
LA HISTORIA DE LA MINIFALDA
Hablar de la minifalda es hablar de la diseñadora inglesa Mary Quant. Tan cierto es que escandalizó a los puritanos como que conquistó a las mujeres que abrazaron la prenda como bandera de su liberación.
Corría la década de los sesenta, años de optimismo, libertad y agitación social. La calle demandaba cambios y modernidad y la mujer sentía la necesidad de liberarse de ataduras, motivos por los que la diseñadora Mary Quant metió la tijera y acortó quince centímetros la falda.
“La minifalda no surgió de una manera concienzuda: fue una explosión, una necesidad, la juventud lo pedía a gritos”, ha declarado públicamente Mary Quant.
Este corte atrevido y también transgresor revolucionó la moda y convirtió a la minifalda en una herramienta de empoderamiento para la mujer en una época en la que era impensable que mostrara sus rodillas.
“La diseñe pensando en mí y en mis amigas; nunca creí que llegaría a tener tanto éxito, aunque mi mayor éxito fue ser útil a la época y a la generación a la que pertenece”, destacó en varias ocasiones la diseñadora. A partir de ese momento, Mary Quant, pasó a ser mundialmente conocida como la madre de la minifalda, un diseño, que a priori, nadie le auguraba mucho recorrido.
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La historia de la minifalda comenzó con un desfile el 10 de julio de 1964, en el que esa joven londinense presentaba su propuesta de verano a base faldas minis, que dejaban al descubierto los muslos. Así, con firmeza sobre una pasarela, la minifalda dio sus primeros pasos ante miradas atónitas, otras deseosas de juzgar y otras que vieron la prenda como una oportunidad. El resultado fue un rotundo éxito.
Desde entonces, esta prenda va y viene, pero jamás ha llegado a desaparecer del armario de la mujer. Larga vida a la minifalda.