Si al compartir con tu pareja percibes emociones contradictorias, entre el amor y el enojo, y eso te provoca angustia y hasta te enfermas, podrías estar conviviendo con un vampiro emocional. Acá te compartimos algunas técnicas que actúan como una potente bala de plata.
Aunque se tratara de un vampiro tan guapísimo como Ian Somerhalder, de la serie de Netflix The Vampire Diaries, las relaciones amorosas con personas que te absorben la energía y te agotan emocionalmente, casi nunca tienen un final feliz. No se trata de que imites a Van Helsing o te vuelvas una Buffy luchando contra monstruos, sino más bien, que sepas identificar situaciones que indican que no van bien y decidir entre sacarlo a la luz y desintegrarlo todo o proseguir, y a diario quedar succionada emocionalmente.
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El vampirismo emocional se describe como una de esas versiones patológicas que ofrece el amor. “El vampiro tiene un gran magnetismo sexual, inspira temor, desanima y maneja sutilmente la mente de su víctima. A veces basta una mirada para hacerte perder la voluntad”, dice Luis de Rivera, psiquiatra.
Te controla
Suele contar con tu tiempo como si le pertenecieras y cuando están juntos solo habla de sí mismo durante horas. Todo ocurre bajo su control.
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Habla sobre tus errores
Su mayor afición es la crítica. Remarca tus errores pasados y presentes para que te sientas vulnerable. Usa esta conducta para sentirse superior.
Te complica todo
Busca conflicto, peleas y reconciliaciones. Amenaza, critica, exige, desprecia, ridiculiza, acecha, persigue, induce pensamientos de inseguridad e impone tareas inútiles.
Qué hacer para desintegrarlo
Como si lo expusieras a la luz del sol, Albert Bernstein en su libro Vampiros emocionales te aconseja lo siguiente:
- Analiza bien qué quieres de él, pero toma nota que el compromiso no es argumento suficiente para soportar una relación tan tóxica.
- Ármate de valor y hablen del tema con una comunicación sincera y eficaz.
- Toma el control en la pareja. Identifica cómo quieres que sean para ti las cosas. Establece y expresa tus propios límites.
- Inmunízate. No participes de sus dramas. Además, la serenidad es contagiosa.