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Las huellas de Leonardo DiCaprio

Hace poco Leonardo DiCaprio cumplió 37 años y su madurez se refleja también en su trabajo, especialmente con la nueva película, J. Edgar, donde se postula como uno de los favoritos a los Premios de la Academia.

Ya no es más el jovencito que fue nominado al Oscar con apenas 19 años, y ya pasaron otros 14 desde que protagonizó el superéxito taquillero Titanic, ahora Leonardo DiCaprio interpreta el polémico papel de Edgar Hoover.

¿Después de tres nominaciones y ningún Oscar, considera que ya es hora de ganarlo?
En mis experiencias con el Oscar aprendí que no tengo absolutamente el menor control ni puedo hacer nada sobre las opiniones que puede tener la gente sobre mi trabajo. Esa es la verdad. Lo único que puedo hacer es salir a promocionar mi película esperando que a la gente le guste o responda ante ella. ¿Quién sabe lo que puede pasar? Agradezco que hablen del tema, pero al final realmente no tengo ningún control sobre lo que pueda pasar.

¿Sueña con ganarlo al menos?
No creo que nadie pueda decir que no quiere tener un Oscar. Estarían mintiendo, pero tampoco es mi motivación cuando interpreto esta clase de roles. La verdad me estimula trabajar con gente grandiosa que se une para crear un increíble equipo de producción, y así cuando veo hacia atrás puedo sentirme orgulloso.

¿Cómo recuerda la primera nominación del Oscar, después de casi 20 años?
Al principio no lo podía creer. No entendía lo que estaba pasando. Me acuerdo del asombro que me producía esa experiencia. Mi madre estaba increíblemente emocionada, igual que mi padre. Él me preguntó: ‘¿Te das cuenta de lo que acaba de pasar?’. Yo le contesté con un simple: ‘Supongo que sí’. Pero la verdad, en ese momento no entendí la magnitud de ser parte de algo así y cuando fui a la entrega del Oscar, me sentía atemorizado. Recuerdo bien lo tímido que estaba en la ceremonia.

¿Es cierto que su madre lo llamó Leonardo, por Leonardo DaVinci?
Supuestamente sí. Mis padres estaban en la Galería Uffizi, en Florencia, cuando mi madre estaba embarazada. Estaban mirando a Da Vinci y mi mamá sintió que le di una patada. Mi padre, que es italiano, dijo: ‘Su nombre debería ser Leonardo’. Saberlo, es bastante cool.

Como estrella de cine ¿siente que a veces tiene mucho más poder que el FBI?
No conozco a nadie que no le tenga cierto temor al FBI. Eso es lo que pasaba con J. Hoover porque realmente transformó la idea del sistema legal en Estados Unidos. Antes era un poco como el Lejano Oeste, donde la gente robaba bancos, cruzaba la frontera y ya eran hombres libres. Él creó la fuerza de uno de los sistemas policiales más poderosos y exitosos del mundo. Es el creador del método de huellas digitales en las investigaciones policíacas. Aunque algunas de las transformaciones que hizo no las comparto para nada, si creo que logró muchos cambios increíbles.

¿Cuál es el aspecto más controversial que descubrió sobre la vida de J. Edgar Hoover?
Supongo que todo lo que tiene que ver con la forma de pensar fundamentalista que le había legado su madre. Creció en un hogar muy puritano de ultraderecha y con esos pensamientos protegió al país durante ocho presidencias distintas. El hombre estuvo más tiempo en el poder que cualquier otro político. Y mantuvo sus ideales al sostener que el comunismo era el peor enemigo de la nación. Al principio lo tomó como un movimiento terrorista y por eso empezamos la película con tantas bombas. Pero cuando llegó el movimiento de derechos civiles, con Martin Luther King y otros líderes, Hoover pensó que trataban de tomar el gobierno. A mi parecer eso es lo que pasa cuando alguien se queda en el poder durante tanto tiempo, pierde el balance. Por eso terminó siendo un fracaso después en su carrera porque no se adaptó a los cambios que exigía la época. El poder absoluto atrae la corrupción y él estuvo demasiado tiempo en él.

¿Hay algo que aprecia de Hoover más allá de las controversias que muestra la película?
Creo que tuvo buenas intenciones y que sus acciones fueron porque él era un gran patriota, pero demasiado ambicioso.

Después de haber trabajado con grandes directores, como Steven Spielberg o Martin Scorsese, ¿notó alguna diferencia con la dirección de otro gigante del cine como Clint Eastwood?
Es uno de los directores con más instinto que conozco. Es como un general, se sienta contra la pared con su monitor, te mira fijo a los ojos y es el mejor barómetro de la verdad. Busca que los actores se sientan parte de la experiencia, viviendo cada momento, experimentando lo que el personaje experimenta. Y no hay ensayos, tampoco tiene demasiada gente a su alrededor para preguntarles lo que piensan sobre alguna escena. Observa lo que ve en su monitor, te dice exactamente lo que piensa y sigue adelante. Es una experiencia increíble. Es fantástico.

¿Cuál diría que es la mejor lección que aprendió con Clint Eastwood?
Que la colaboración es lo más importante. Este hombre cree en sus ideas y confía en sus instintos, cree en lo que hace. Y te da una increíble confianza como actor. Si te contrata para este rol debes haber hecho un buen trabajo para estar en un estudio de cine con él. Te aumenta la confianza, no trata de manipular a nadie.

Después de besar a las mujeres más hermosas de Hollywood, desde Kate Winslet, Cameron Diaz, Jennifer Garner, Cate Blanchett, hasta Naomi Watts, ¿cómo fue la filmación en J. Edgar cuando lo besa un hombre?
Ahhh (respira profundo, se sonroja por un momento y busca alguna pausa para contestar). Son cosas que hacemos los actores, le digo esto mientras trato de pensar la manera correcta de contestar a la pregunta (ríe). Estaba interpretando un personaje y tuve que hacer lo que hubiera hecho el personaje. Fue una escena muy interesante, porque Clint Eastwood fue muy claro desde el principio al aclararnos: ‘No va a ser la típica secuencia. Quiero que primero se peguen entre ustedes, que salga la mayor cantidad de sangre posible, hasta que quieran matarse. Y en ese peor momento, va a llegar el beso’. Quería mostrar cierta clase de represión, porque estamos hablando de una época donde no importaba lo que sentían dos hombres entre ellos, era algo que no se atrevían a expresar en aquel entonces. Fue muy interesante como Eastwood lo manejó todo, porque reflejamos bastante la época en que la mayoría de homosexuales vivían reprimiendo sus emociones.

¿El beso con el actor Armie Hammer ayudó a darle más credibilidad al lado homosexual de la vida de Hoover?
El trabajo de Armie Hammer es fantástico en esta película. ¿Sabía que apenas tiene 25 años? Creo que realmente capturó la relación de un hombre que tenía una gran adoración por otro hombre, aunque supongo que también escondía cierto odio por no poder ser abiertamente homosexual. Clyde Tolson le dedicó su vida entera a Hoover. Esa es la verdad.

¿Tuvieron que ensayar el beso o discutieron el tema antes de filmar la escena?
Hablamos mucho sobre el tema. No tuvimos ningún ensayo porque así trabaja Clint, pero hablamos sobre esa relación y todo lo que significó para ellos. Recién después tuvimos nuestro propio espacio de ensayos, con el guionista, Dustin Lance Black.

¿Es una de las escenas más incómodas que le tocó filmar?
(Risas) Eso lo tiene que decidir el público.

A lo largo de tres guerras y ocho presidencias, J. Edgar Hoover se mantuvo durante 50 años al mando del FBI en Estados Unidos. Este político le dio mucho valor a los secretos de otros, por ello la película trata de revelar los suyos, explorando la vida personal y pública de un hombre que dedicó su carrera entera a buscar la justicia desde el lado más oscuro del poder. Con todos los factores de una candidata al Oscar y la mejor dirección de Clint Eastwood, pone al descubierto los arrestos más famosos de Estados Unidos, al mismo tiempo que expone cierta inclinación homosexual de Hoover mucho después de haberle declarado el amor a su secretaria (Naomi Watts, en la pantalla), en la época de tantas conspiraciones detrás de los asesinatos de J.F. Kennedy y Martin Luther King.

Por Fabián W. Waintal
© Copyright 2011

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