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Con esta grafía Luisa Eugenia Aguilar (Guatemala, 1956) presenta su ópera prima: esculturas medianas y pinturas de gran formato en técnica mixta, divididas en una evocación del mundo pagano, según su mitología, con una clara exaltación de la figura humana, y el influjo que dejó cuando se impuso la cosmovisión judeo-cristiana. Su estilo figurativo, con toques neorrealistas, crea imágenes hermosas cuya fuerza inmanente inunda la vista, dando lugar a que ésta recorra al conjunto pictórico para apreciar sus detalles. Además, su tendencia al gran formato le viene de tiempo atrás, de hecho es muralista. Encontrarás murales suyos en la Casa presidencial de Puerto Quetzal, en el Hospital para enfermos terminales de sida en Escuintla, en el Hospicio San José, en la Fundación Margarita Tejada, en el Hogar Rafael Ayau y en el Hospital Ciudad de Nápoles, además de otros 30 que se encuentran en residencias particulares.

Sus primeros pasos académicos los dio cuando estudió Física en la Universidad del Valle. Luego prosiguió con Historia del Arte en el IFES y completó Arquitectura en la Universidad Francisco Marroquín, donde se recibió Cum Laude y mereció el premio a mejor tesis. Todo este considerable bagaje ancla su obra sobre un estrato humanista, sin llegar a ser aparente puesto que no interfiere con la fluidez del trazo ni con la franqueza de su vocabulario. Estudió pintura con Oswaldo Cercado, Arnoldo Ramírez Amaya, Berta de Rivera, Juan José Rodríguez, Daniel Shaeffer y Marion de Suremain. ‘El Barroco y Beethoven, así como la filosofía de India y los textos de Kafka han inspirado mi trabajo’, nos revela esta artista cuyas esculturas parecen explorar cómo la figura humana, abstracciones sólidas y representaciones de seres espirituales, intervienen al espacio con una estética que se integra a la de sus grandes cuadros.

Por León Aguilera