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¿Cómo educar a los hijos sin sentirte culpable?

La educación no es solo aprender datos y dominar materias en la escuela, esto va mucho más allá

Educar es enseñar límites, mejorar habilidades, identificar emociones y gestionarlas, trabajar en actitudes y aprender valores. Los responsables de enseñar estos factores no son los docentes de la escuela sino los padres, quienes deben transmitir valores positivos y ponerlos en práctica en casa.

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Uno de los retos que los padres y educadores tienen consiste en perder el miedo y la culpa que sienten cuando educan a sus hijos.
Uno de los mejores métodos para educar es el buen ejemplo que los padres den a los hijos, las enseñanzas deben ser coherentes con el actuar, afirma Niddia Pinzón, magister en educación y valores. Debe existir un equilibrio al establecer límites, normas y reglas de comportamiento, es decir se debe actuar con determinación al momento de corregir una acción.


Pinzón comenta que hoy en día es muy difícil educar en los aspectos de la moralidad, conciencia, inteligencia y voluntad, ya que se ven envueltos en un mundo consumidor y dominante de las conductas.

Se debe establecer autoridad en la familia, imponer medidas para evitar que la situación se salga de las manos. Sin embargo, también deben saber mediar los extremos de ser padres permisivos, que no tienen control o padres autoritarios con excesiva exigencia.

Para ello, los padres no se deben dejar influenciar y manipular por la actitud de los hijos. Está comprobado que los hijos que crecen en hogares con padres consentidores manifiestan conductas como: impaciencia, intolerancia, y egoísmo, entre otras. A la vez que son caprichosos.

Los padres de hoy manejan la culpabilidad porque temen que sus hijos nos los quieran.

¿Por qué siento culpa cuándo educo a mi hijo?

Guatemala es un país donde la idiosincrasia es muy particular, la culpa ha sido siempre parte de la cultura y por ende de los hogares, afirma la magister en Neuroaprendizaje Alejandra Astorga.

Es importante que los padres comprendan que deben romper con los patrones de crianza con los que ellos fueron educados, ese es el primer paso de una crianza respetuosa.

Las madres y padres de familia necesitan aprender a ser conscientes de la importancia de la paternidad y maternidad responsable, desde la construcción de vínculos asertivos y respetuosos, porque evidentemente existen diferentes formas de pensar en el afecto; no solo es besar y abrazar, lo cual también es muy importante, sino cuan atento al niño está el adulto.

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En el libro “Educar sin culpa: optimismo y entusiasmo para padres y docentes”, el psicólogo y escritor uruguayo Alejandro Barbieri, indica que: “Si evitamos que nuestros hijos se frustren, evitamos que crezcan y que maduren. De nosotros los adultos depende reaccionar sin miedo y sin culpa, con amor, pues frustrar es educar. Así como el dolor, las frustraciones son inevitables si se quiere vivir a plenitud.”

El sentimiento de culpa está vinculado a los procesos aprendidos, indica Astorga. En la era que la estamos viviendo, la mayoría de madres y padres de familia laboran y dejan a sus hijos al cuidado de algún familiar, lo cual provoca que como padres sientan culpa por no dedicar todo el tiempo “necesario”, pues ven esto como incumplimiento. Y esto, desemboca ante cualquier complacencia a los hijos para minimizar la culpa del adulto.

Según Alejandra Astorga, la culpa también se puede manifestar por el desbordamiento de emociones /agresiones físicas o psicológicas), por ello los padres deben primero desaprender las conductas con las que se han relacionado siempre y comenzar a gestionar sus emociones para brindar una crianza respetuosa.

Los hijos deben aprender a madurar y tener experiencias propias que les ayuden a buscar su identidad e individualidad. Esto solo lo alcanzarán con el apoyo de sus padres, quienes deben brindar la orientación necesaria, fijar bases sólidas y estables.

¿Qué hago si se enoja o hace berrinche?

Los estudios de psicología han demostrado que el berrinche es parte del desarrollo del niño, explica Pinzón. Sin embargo, los padres deben aprender a diferenciar los estados emocionales para que no afecten su personalidad.

Los niños utilizan esta manifestación, expresión o arrebato emocional ante una amenaza, para llamar la atención de los padres, necesidad de afecto, desahogo, enojo, miedo y/o frustración.

La experta Alejandra Astorga indica que los niños deben reconocer a los adultos como responsables y encargados, deben identificarlos como una figura que establece límites y reglas.

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Los niños deben estar autorregulados para que puedan ser flexibles cuando las expectativas cambien y evitar la frustración. Como padres pueden ayudar a crear metas desde el respeto para que exista una cooperación genuina. Los límites no se deben construir desde el miedo o la culpa, puesto que entonces los infantes no percibirán la responsabilidad del porqué hacerlo y solo lo harán si los padres están presentes, el objetivo es desarrollar en ellos la autosuficiencia y conciencia de lo correcto, sin importar si está o no el adulto.

Los padres deben educar con alegría y dejar la culpa atrás. Nuestros, padres fueron educados por nuestros abuelos sin culpa, porque no esperaban ser queridos.

Recomendaciones para educar sin culpa

Astorga enlista unas recomendaciones para educar a los hijos sin sentir culpa o miedo.

  • Educar desde el respeto con firmeza y amabilidad
  • Los primeros años de vida son fundamentales para la formación del ser que en algún momento será un adulto.
  • La persona responsable de cuidar a los hijos, debe establecer una relación afectiva y respetuosa, de corazón a corazón, esta relación permite la estructura del sujeto por lo que es fundamental.
  • Mantener la calma y el respeto no solo por el niño, sino por el adulto también, cuando los niños no saben cómo resolver las cosas es cuando más necesitan al adulto calmado, centrado, consciente y congruente
  • Establecer metas claras a largo plazo garantiza una disciplina eficaz
  • Centrarse en las soluciones y no en el castigo
  • Fomentar en los niños las habilidades sociales y de cooperación para desarrollar su autonomía.

Como menciona Rudolph Dreikurs “Un niño que se porta mal es un niño desanimado”.

Fuentes: Magister. Niddia Pinzón, especialista en educación en valores, niddia.pinzon@hotmail.com. Mgtr. Alejandra Astorga, psicóloga / psicopedagoga en curso, especialista en Neuroaprendizaje, alejandraastorga98@gmail.com.
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