Durante los paseos diarios, se quedan parados cada cierta cantidad de metros y olfatean: lo que para algunos dueños de perros es molesto, para sus amigos de cuatro patas es una necesidad básica.
“Para nosotros, los humanos, es comparable a leer el diario o a un encuentro informativo con amigos”, explica Jana Hoger, de la organización protectora de animales PETA. Por eso, no debería impedirse a los perros husmear todo lo que quieran, sino que incluso habría que apoyarlos para que lo hagan.
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Hay pequeños juegos de búsqueda que son extraordinarios para mantener al perro ocupado. Esconder pequeños bocadillos en cortezas de árboles, bancos o debajo de la hojarasca es muy bien recibido por la mayoría de los animales. También se puede generar una huella de bocadillos para distraer al can.
También en casa se puede entrenar el olfato. En las tiendas especializadas se consiguen, por ejemplo, alfombras especiales para olfatear.
Quien sea creativo y sea aficionado a las manualidades también puede armar una caja de búsqueda de cartón. En ella puede esconder una golosina o el juguete favorito del perro. Eso no sólo supone un pequeño tentempié, sino que también es entrenamiento mental para los animales.
Para que las mucosas del perro no se sequen con todo este trabajo olfativo, sus dueños deberían prestar atención a que beba suficiente agua.
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“Cuando olfatean, los perros inhalan y exhalan hasta 300 veces por minuto. Al husmear y olfatear, pierden mucha agua”, advierten desde PETA.
dpa
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