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El acoso escolar

Son muchos los niños que sufren de acoso escolar por parte de compañeros agresivos. Sin embargo, es responsabilidad de los padres corregir este tipo de conductas.

El tipo de acoso varía ya que puede ser físico por medio de golpes, robo de refacción y dinero o psicológico, o por aislamiento de la víctima para participar en actividades.  También se suma el provocar rumores o chismes en contra de sus compañeros, lo cual puede afectar a nivel emocional.   En este tipo de comportamiento el agresor también incluye gritos, apodos e insultos en contra del acosado. 

De acuerdo con Sara de Herrera el carácter de los niños agresivos son solo patrones que traen desde casa los cuales deben ser corregidos desde corta edad.  Por ejemplo de los dos a los seis años los niños es una etapa crucial ya que se forma su carácter, y es normal que los niños  peleen por juguetes, se comporten de forma  egoísta y hasta tire golpes.  Es  aquí cuando lo  debes corregir para evitar que en la etapa de colegio aparezcan conductas que afecten a su entorno.

Corregir con amor 

Muchos padres reprenden pero de una forma equivocaba, por medio de golpes lo cual solo genera más agresividad.  Carmen Aceituno, psicoterapeuta explica que por medio de maltrato físico, castigos severos o palabra no apropiadas el niño no aprende.   Lo único que hace el niño copiar el patrón de los padres para actuar.  Existen muchas formas para corregir y no precisamente incluye golpes y maltrato. 

Si tu hijo es un acosador es momento de actuar. Herrera recomienda reprender de forma positiva, con ejemplos que incluyan “qué pasaría si a ti te hicieran lo que tú haces a ese niño”, enseña a tus hijos a compartir, dialogua y practica la comunicación asertiva pero jamás utilice golpes.  Asimismo, toma en cuenta que sí corriges al niños a partir de los siete años este tipo de conductas ya no aparecen porque según los especialistas a partir de aquí el carácter del infante ya está formado. 

Las normas deben ser claras 

Pon normas básicas de forma que tu hijo sepa qué comportamiento es adecuado y cuál no.  También lo es que ambos padres sean coherentes con las mismas, subrayando que cuando los hijos cambian de etapa evolutiva, esas normas han de ser revisadas para ajustarse mejor a sus necesidades, tratando de alcanzar el máximo consenso; sin olvidar que los padres son los encargados de educar a sus hijos y que sirven como modelo de los valores que tratan de enseñar. 

Fuentes:   Sara de Herrera, psicóloga de Salud Integral. Carmen Aceituno, Psicóloga clínica.

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