Mi deseo es lanzar una propuesta denominada comunazgo, que se aparta del líder individual para tener un claro enfoque organizacional. Para comprender este concepto incluyo sus características similares a las de una estructura familiar, esa organización de orden social que debe regirse bajo el respeto de reglas básicas de convivencia y en la cual la libertad implica un claro compromiso con la responsabilidad y los deberes que le corresponde cumplir a cada integrante.
En este grupo rige el principio de “si quieres ser más libre tienes que ser más responsable”. Algo que denomino como autogestión, o sea ese ejercicio de creación y ejecución personal, sin que otro ser humano tenga que supervisar constantemente.
A mi parecer en una familia se desarrolla un ciclo de producción y servicios similar al de una empresa o compañía. Cada integrante tiene actividades que se encuentran bajo su responsabilidad. Los padres fungen como gestores de ingresos y orientadores de vida para sus hijos, quienes a su vez cumplen compromisos de estudio y formación. En ambos niveles todos tienen un papel integrador y de responsabilidad compartida.
El objetivo o la misión es lograr que en la empresa el comportamiento de los colaboradores sea como en un círculo familiar y se consoliden como tal. A mi parecer eso es comunazgo: todos hacen y responden con sus compromisos.
Este tipo de liderazgo no busca exaltar a los padres agresivos, violentos o autoritarios que deciden todo y no facilitan las ideas de otros. Y a la vez no admite integrantes holgazanes y perezosos que esperan que otros piensen por ellos y les resuelvan la vida.
Comunazgo es responsabilidad, esfuerzo y aporte individual para construir un ambiente de convivencia y crecimiento de esa organización llamada familia. Es cuestión de animarse a delegar y empoderar a los integrantes, pues eso les permite ser emprendedores desde su propia libertad.