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Encuentra el balance

‘Considera retomar tu vida personal si observas que tu salud y estado anímico comienzan a deteriorarse y si notas que tus amigos o familiares empiezan a tratarte como si fueras una desconocida’, Juan Carlos Quan, country manager de Tecoloco.

Si pasas más de ocho horas diarias en el trabajo, llegas a casa solo a dormir y no tienes tiempo para frecuentar o compartir con la familia y amigos, toma una pausa en tus labores y analiza si vives para trabajar o trabajas para vivir.

Las personas que usualmente solo viven para el trabajo son aquellas que por problemas o metas personales se centran en esta actividad y sacrifican su vida personal y todo lo que les rodea, indica Juan Carlos Quan, representante de una oficina de reclutamiento.
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El experto agrega que este tipo de individuos son adictos a sus actividades laborales sin que se den cuenta. Se caracterizan por buscar el perfeccionismo en las tareas que realizan y convierten la oficina en su casa. Suele pasar que estos factores desaten una serie de conflictos familiares y deterioren la relación en su entorno personal.

Esta opinión es compartida por Lilian Rodríguez, psicóloga y coach life, quien afirma que las labores se vuelven como una adicción, absorbiendo totalmente a una persona sin permitirle tener vida social. Al prevalecer el trabajo empieza a padecer estrés y problemas físicos, mentales o emocionales.

Otro síntoma para identificar si alguien vive para trabajar es que empieza a restar tiempo a su vida personal al punto que las relaciones de pareja se ven desgastadas sin estar consciente de la razón, explica el máster y facilitador en Programación neurolingüística, Sergio Gómez.

Asimismo, explica que las ocupaciones profesionales empiezan a quitar tiempo cuando no se establecen límites y no se programan actividades de descanso para compartir con la familia, al permitir que las creencias acerca del trabajo se vuelvan su identidad y, al final, provocan un desorden en sus prioridades.

¿Quiénes viven para trabajar?

Rodríguez comenta que las personas más competitivas son las más propensas a vivir para trabajar, ya que con su labor creen cubrir sus necesidades y no saben qué hacer con su tiempo libre. Además suelen tener dificultades para querer y ser queridos, y si tienen algún conflicto lo evaden a través de su oficio, negocio o empleo.

También menciona que son propensos tanto hombres como mujeres con autoestima desregulada, es decir, devaluada o hiperinflada, a tener dificultad de aceptarse y buscan demostrar lo poderosos y autosuficientes que son. A lo anterior se suman experiencias de situaciones frustrantes o fracasos y por ello quieren encontrar en su trabajo el éxito que no logran en otras áreas de su vida.

Una pausa para retomar tu existencia

Si te has preguntado alguna vez ¿cuándo es el momento de dejar un trabajo o establecer prioridades personales y retomar la vida? La psicóloga Rodríguez señala que debes considerar esto cuando observes que tu existencia es anulada o se encuentra en un desequilibrio total a causa de tus ocupaciones.

Mientras Quan indica que el momento propicio para dejar un trabajo es cuando este no satisface las necesidades profesionales y no contribuye a realizar las personales y, a la vez, se identifican síntomas como pérdida de sueño, al despertarte no quieres salir de la cama y no encuentras un motivante para ir a la oficina. Por ello, el especialista sugiere que analices si en tu vida todo es trabajo o debes retomar tu vida personal.

[‘La vida laboral debe verse como instrumento para hacer dinero y no ser la máxima prioridad’. Lilian Rodríguez, psicóloga y coach life.]

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Equilibra tu vida

Para lograr un balance, Quan recomienda organizar, estructurar y respetar los horarios que establezcas para el trabajo, la familia y espacio personal; practica un deporte y busca un momento para consentirte una vez al mes.

Otras sugerencias es identificar tu talento para que fluyas en tus labores, porque al disfrutar lo que haces entonces el trabajo se tornará como una fuente de satisfacción, energía y descanso, así como programar y escribir en la agenda todas tus actividades, refiere Gómez.

Por Patricia Orantes Alarcón
Ilustración Gerber Sarazúa

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