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Experiencia de una madre con VIH

El temor y la angustia la invadieron y la paralizaron cuando se enteró que tenía VIH, Virus de Inmunodeficiencia Humana.  Nonkululeko Msibi no sabía cómo decírselo a su esposo, luego de haber dado a luz a su primera hija. 

Por Mantoe Phakathi/IPS  Adaptado por Margarita Pacay

Msibi nació y se crió en la zona rural de Motshane, aproximadamente a 15 kilómetros de Mbabane, abandonó la escuela en tercer grado y se casó a los 15 años con cinco meses de embarazo.  Sus padres, que ya se habían divorciado, fallecieron, por lo que su matrimonio es lo más importante en su vida.

Cuando recibió el diagnóstico de VIH, sintió que el mundo se le venía abajo, prefirió callar su situación, sin recibir el tratamiento de antirretrovirales de forma adecuada, indispensables para disminuir la carga del virus en el organismo y prolongar la vida.

Su hija contrajo el VIH posiblemente a través de la leche materna, y el segundo hijo también es seropositivo porque la clínica no le dio nevirapine, pese a que las enfermeras sabían que era portadora. 

Al respecto, la investigadora Thandeka Dlamini, junto a otros colegas analizaron la razón del porqué las mujeres casadas comenzaban tarde el tratamiento o lo abandonaban.  El estudio, realizado por MarxART, un proyecto del Programa Nacional de Sida de Swazilandia, SNAP, por sus siglas en inglés, explica: “Los distintos desafíos socioculturales que afrontan las mujeres que comienzan una terapia antirretroviral están detrás de decisiones que se corresponden con patrones específicos de género”. 

Este es un asunto importante porque a partir de este año, Swazilandia lanzará la opción B+, el más reciente tratamiento recomendado por la Organización Mundial de la Salud, OMS, para mujeres embarazadas que viven con  VIH, independientemente del conteo de células CD4, que consiste en suministrarles antirretrovirales de por vida.

Las células CD4 del sistema inmunológico son las que luchan contra las infecciones en el organismo.  Desde el año pasado se administra la opción B+ a 600 mujeres como forma de probar la viabilidad, la aceptación y la preparación del sistema de salud.  Pronto se extenderá a cuatro de cada 10 mujeres embarazadas con VIH.  El grupo de entre 30 y 34 años es el que muestra mayor prevalencia, más de la mitad eran portadoras del virus en 2010.

Las mujeres suazis se preocupan más por la salud que los hombres, pero les resulta difícil hacer frente al VIH por dinámicas culturales, concluyó el estudio.  Muchas se encuentran ante el dilema de obedecer a sus esposos o hacerle caso al personal de salud. 

La prevalencia nacional de VIH es de 26 por ciento en el sector de entre 15 y 49 años.  Además 5,600 mujeres contrajeron el virus en 2013, según datos de la Organización de las Naciones Unidas.  Dos tercios de las infecciones se detectan en mujeres de 25 años o más, cuando se casan y tienen hijos.

Fuente: IPS

  

 

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