Cuando empezamos la dulce etapa de la ilusión llamada pubertad, suceden cambios en nuestro cuerpo, lo cuál es notable, pero también existen cambios hormonales y sobre todo cambios conductuales.
Si alguna vez escuchaste a tu abuelita decir: “aprovecha a tu hijo porque pronto crecen y luego no serán los mismos de cuando eran bebés”, se refiere precisamente a esta etapa: “la adolescencia”, pues a esta edad es que se vive el primer encuentro con el amor, el cual cada uno siente de diferente manera.
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Al querer saber cómo es que nos empezamos a enamorar, García nos recomienda hacer el siguiente ejercicio:
- Cierra los ojos
- Recuerda tu primer amor (esa persona que cuando eras joven, adolescente, puberto, entraste a básicos o a tu primer año de universidad).
- Recuerda lo que sentías en el cuerpo cuando la o lo veías, (sudabas, temblabas, tartamudeabas, sentías que se detenía el tiempo o no querías que se acabara).
- Recuerda cuál era su olor, su mirada, su altura, su cabello, su nariz, etc.
- Recuerdas lo que hablabas con él o ella
Si al recordar todo esto, se te pone una sonrisa en la cara, fue ahí cuando tuviste el primer encuentro con el amor.
Ahora la pregunta es si era real, o esa persona fue con quien terminaste formando una familia, casándote o simplemente terminaron la etapa y cada uno continúo con su camino.
¡Para gustos los colores!
Entonces ¿será que esa etapa es eterna?
Si ha escuchado la frase “Tan corto el amor y tan largo el olvido”, de “Pablo Neruda”, puedes notar que el amor es un juego que todos lo vivimos de manera distinta, unos con relaciones más largas y otros con relaciones más cortas, unos en compromiso y otros sin compromisos, lo cual ha hecho que “ahora” existan diferentes tipos de relaciones; pero siempre el amor será el mismo sentimiento, con sus mismos parámetros y sus mismos resultados: “la felicidad de la pareja y de la persona en individual”.
¿Qué ocurre cuando el desamor toca a la puerta?
Es simple y sencillamente una etapa de autoconocimiento, no se debe ver como un dolor permanente, aunque en las primeras instancias existirá dolor, pero nada es permanente, así como no lo fue el amor tampoco lo es el desamor.
El amor a veces es un tormento porque precisamente lo llamamos “amor”, pero no lo es… Confundimos amor con desamor, amor con dolor, amor con apego, amor con carencias, amor con vacíos existenciales y eso simplemente no es amor, eso es todo menos amor, y para esto si debemos buscar ayuda profesional que nos apoye a encontrar respuestas en nuestra búsqueda.
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¿Los hombres y las mujeres viven de la misma manera esta etapa?
Cada historia y cada persona en individual e indiferentemente del género tienen una historia, historia familiar, financiera, académica y por qué no decirlo una historia amorosa.
Cada uno en diferente etapa, tiene altas y bajas y dependiendo de cómo han vivido su infancia con sus padres como pareja, es probable que puedan reproducir la misma historia. Por esta razón, es tan importante hacer las evaluaciones de cada relación, o en la misma relación, acerca de cada situación de conflicto o situación de placer, para ir conociendo las capacidades que existen en pareja y de manera individual para amar o resolver conflictos.
Se considera que para empezar una relación se puede tomar un tiempo prudente para poder convencerse de que la persona que se pretende, sea una persona que entrará a tu vida a sumar; pero a lo largo del desarrollo de la relación puede haber un descenso en el sentimiento de amor, lo cual hace igualmente importante preparar el terreno. Dicho sea de paso es tan importante analizar y autoanalizarse cada cuanto para responder con eficacia a las manifestaciones de amor y al reto de mantener la estabilidad de bienestar en la pareja para vivir con armonía o simplemente terminar con la relación de una manera sana y fuera de malentendidos, para que el desamor no sea un proceso de doloroso impacto sobre la vida de alguno de los dos.
Esto ha sido un proceso que todas las personas aprendemos a desarrollar desde pequeños con las relaciones de nuestros padres como parejas, padres unidos, separados, casados, divorciados, enamorados y unidos por compromiso o por los hijos.
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Se debe aprender a separar lo que se quiere de lo que gusta, aprender a desaprender para poder llevar relaciones amorosas sanas, y en el mejor de los casos en una ruptura amorosa, de la forma menos traumática.
¿Cómo puedo suavizar una ruptura amorosa dolorosa?
Hay que realizar un estudio a fondo de lo que se vivió con los padres y hacer una evaluación de lo que funcionó y de lo que no funcionó con base a lo que ellos intentaron realizar entre ellos y que probablemente pudo haber ocasionado un impacto indirecto a uno mismo durante la infancia.
Es una tarea larga, sin embargo cuando somos conscientes desde temprana edad, el camino se puede acortar.
Por ejemplo:
- Cuando nos preguntamos ¿por qué siempre mis novios o parejas me insultan, violentan o pegan?
- Retrocede un poco a ver la relación de tus padres y encontrarás la respuesta, esto puede o debe hacerse con ayuda de un terapeuta experto en parejas o relaciones humanas, ya que es este profesional quien te puede orientar en este descubrimiento, y resolver tus dudas y aclarar tu panorama.
Pero no todo es malo, hay parejas de padres que son un buen sabor para el paladar y entonces se puede presentar alguna respuesta diferente en tu relación, o en lo que buscas de una relación, en este caso es necesario hacer un estudio de lo que tu buscas en una pareja, lo que generas y descartas de alguna persona y por qué no decirlo darle un giro a alguna “lista” de prioridades que a lo largo del tiempo has encontrado y tiendes a la repetición.
Esto no te evitará un mal amor, pero si te dará las bases para encontrar una pareja que te de paz, te ayude a resolver los problemas en pareja y tener una relación de amor sana.
Fuente: Karin García, psicóloga clínica y terapeuta especializada en sexualidad y parejas